Después de más de 60 años de funcionar ininterrumpidamente, la taquería “La Güera” cerró sus puertas de forma momentánea. Don Fili, su propietario, dejó de existir.
Este es uno de los negocios de comida que se ubican en pleno centro de Cuautla expendiendo el típico taco acorazado originario de esta región de Morelos, y se considera uno de los pioneros en servir este tradicional platillo.
Una década antes el negocio lo inició su primera propietaria “La Güera” Félix, suegra de don Fili; en su memoria lleva ese nombre hasta la actualidad.
Todos los días desde las 7:30 de la mañana, el negocio abría sus puertas para ofrecer a su amplia clientela los diferentes platillos del taco acorazado hecho de arroz rojo; inicialmente se manejaban los típicos de huevo hervido, patita de cerdo capeada, longaniza, chile relleno, papa, “pero después de agregaron los de guisado que también han sido del gran gusto de la gente”, asegura Obdulia Salinas, esposa de don Fili, quien con gran pena narra esta parte de la vida de su marido, don Filiberto Estrada, acaecido de manera reciente en este mes de octubre.
“Mi marido era maestro bilingüe en su natal Tuxtepec, Oaxaca, allá nos conocimos siendo yo también maestra en diferentes planteles; nos casamos hace 47 años, pero cuando mi madre enfermó y falleció, él continuó con el negocio hasta hoy que lo perdí”, comenta mientras se corta su voz apagada por la tristeza que aún le quema el alma.
Don Fili dejó ese legado, el de un hombre trabajador que procedía de una familia dedicada al campo y que en su momento tuvo que abandonar la carrera de maestro para trabajar en este negocio que lo mantuvo con gran éxito hasta el día de su muerte por una complicación de salud.
“Era además un gran deportista, participó en juegos magisteriales, jugaba básquetbol y en el atletismo competía en salto de longitud y salto de altura con varios reconocimientos; hoy esa herencia por el deporte la han heredado dos de nuestras nietas que están en su etapa escolar y que han acudido a eventos nacionales”, comenta.
“Los tacos se venden bien, a la una de la tarde se cierra porque se acaban; los de manita de cerdo son lo de mayor demanda”, argumenta la viuda, quien asegura que cuentan con una persona que prepara los guisados desde las 4 de la mañana, y tiene otras dos trabajadoras que atienden el negocio.
“Siempre mi marido estuvo al frente, ahora después de una pausa de 12 días por su novenario, lo volveremos a abrir, ahora con mis hijos al frente que procreamos, un niño y una niña, así les digo pero ya son grandes y con sus respectivas familias”, indica.
El negocio seguirá funcionado como hace más de 60 años, con el mismo sabor de siempre, afirma.
Pese a lo reciente de su fallecimiento, asegura que este próximo Día de Muertos “le pondré su ofrenda, como siempre lo hemos hecho con nuestros difuntos; él antes era quien me acercaba todo lo necesario; hoy seré yo misma quien vaya por lo que él antes hacía, desde luego que le pondré ofrenda aunque muchos dicen que se les pone al año de muerto, yo no, lo haré en este mismo año porque se lo merece, era un gran hombre”, explica.
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