Una de las cadenas de la agroindustria azucarera es el trabajo de los jornaleros del corte de caña, se trata de migrantes provenientes de la montaña del estado de Guerrero y Puebla, que llegan y habitan el albergue cañero Emiliano Zapata de Tlaltizapán, mejor conocido como las galeras.
De los 480 jornaleros del corte de caña que están viviendo en la Galera Emiliano Zapata de Tlaltizapán, 70 de ellos llegaron con sus familias, hay al menos 200 menores de edad y se tiene en el censo a 12 mujeres embarazadas.
La mayoría de esta población son provenientes de la montaña del estado de Guerrero quienes año con año trabajan en la zafra del ingenio Emiliano Zapata.
El albergue se convierte en un conjunto habitacional comunitario, que cuenta con espacios comunes como la cocina, sanitarios, una enfermería, la cancha de usos múltiples, una escuela primaria y un preescolar además de las galeras que son una serie de cuartos que habitan durante los seis o siete meses que dura la cosecha de caña.
De acuerdo con Jorge Luis Acevedo Luna, encargado de la administración del albergue cañero a cargo de la Unión Local de Productores de caña de la (ULPC-CNC), el inmueble cuenta con todos los servicios para las familias de los jornalero, agua, luz y gas, los cuales son cubiertos por los contratistas, aunque reconoció que la gran mayoría no usa las parrillas de gas, ya que se apegan a sus usos y costumbres y a fuera de las galeras improvisan sus cocinas con fogones para leña donde preparan los alimentos e incluso sus tortillas de mano.
Este año por la contingencia epidemiológica de la pandemia las escuelas no abrieron y los niños están estudiando con guías, que contestan o estudian con el apoyo de otros niños que han estudiado ya la secundaria o están en bachillerato.
Dentro de la población hay niños que iban a la primaria o a preescolar, algunos incluso a la secundaria o bachillerato, dijo al rechazar que se contraten para el corte de caña a menores de edad, aunque en vacaciones o fines de semana acompañan y ayuda a sus padres en la cosecha haciendo los bultos y aprendiendo el oficio.
Muchas de las familias con el tiempo se quedaron a vivir en la zona ya no regresaron a sus comunidades ya que las oportunidades de trabajo son mínimas, sin embrago la mayoría, más del 50% se van a contratar a sus lugares de origen y al final de la zafra se les retorna.
La vida en este albergue tiene una dinámica muy especial, por la mañana llegan los camiones por los jornaleros, y horas después arriba otro camión que llega por los almuerzos, las mujeres mandan los tacos y las garrafas de agua y más tarde retornan con los trabajadores, y aunque hay una población de jornaleros muy jóvenes, hay quienes ya tienen 20 años trabajando en la cosecha de la caña de azúcar.
La actividad económica que genera esta población es muy particular, ya que los fines de semana se arman tianguis donde les venden desde frutas, verduras, ropa, calzado, machetes, hasta productos de segunda mano.
Como en cualquier población hay muchas necesidades, y en este lugar no es la excepción comparte el enfermero, Adrián Escamilla Sánchez, quien reconoce que no cuentan con medicamentos suficientes para atender la demanda de esta temporada. Por fortuna no ha habido contagios del Covid.19, ni pacientes en riesgo, por lo que recomiendan mucho a cada trabajador extremar cuidados y protegerse con cubrebocas y el uso del gel antibacterial para evitar contagios, refiero también, que uno de los problemas más comunes de esta población son enfermedades digestivas y recae sobre todo en los niños y niñas que juegan y andan en la tierra.
Entre los trabajadores del corte, un hombre de más de 70 años, Pedro Morales Barrios originario de Pochahuizco del municipio de Zitlala, Guerrero, refiere que llegaron desde el 20 de noviembre con cuatro más, sin sus familias, pero esta semana no trabajaron tres días ya que fueron castigados por cortar mal la caña.
Alfredo Vara Salgado originario del municipio de Tlaquiltenango es el encargado de llevar el almuerzo y la comida hasta el frente de corte donde estén trabajando los 480 cortadores de caña, posicionándose como una parte importante de la agroindustria azucarera.
Hay otras dos galeras, una en Temilpa y otra en el municipio de Ayala, ya que la zafra requiere de por lo menos mil 200 jornaleros, entre cortadores de caña, cosechadoras, alzadoras, transportistas, productores de caña y obreros que trabajan en la industria azucarera de la que dependen alrededor de 10 mil familias en la zona sur del estado de Morelos.