Desde hace casi ocho años, el bar “Beber me llama” abrió sus puertas en Cuernavaca, logrando posicionarse en el gusto de los ciudadanos por la calidad en sus productos, precios accesibles y un agradable ambiente. Pero ante la llegada de la pandemia de Covid-19 han padecido la ausencia de consumidores, que al tener que recortar su horario de trabajo han dejado de asistir hasta en un 60 por ciento, que a su vez se ha traducido en bajas ventas.
La vida nocturna en el país fue suspendida de golpe por la emergencia sanitaria. Si bien en la entidad los bares podían mantenerse abiertos siempre y cuando ofrecieran alimentos y respetaran un cierto horario, han sido uno de los sectores más afectados; algunos han desaparecido, mientras que otros han logrado adaptarse a los nuevos tiempos.
Este es el caso de “Beber me llama” ubicado en calle del Ejido en la colonia Acapatzingo en la capital del estado, donde puedes disfrutar de un ambiente acogedor que te hará olvidar el estrés rutinario. Ofrecen música para todo tipo de gustos y una pista de baile; aquí puedes pasar un rato agradable en compañía de tus amigos, familia o pareja; además de que si te apetece estar al aire libre, cuentan con una terraza muy amplia para degustar diferentes bebidas con alcohol o sin alcohol, preparadas o solas y exquisita comida.
Carlos Casillas Bahena y Celeste Román son dueños del bar, Celeste recordó que decidió emprender el negocio motivada por sus amistades, en un principio planeaba que solo fuera un lugar para sus amigos y conocidos, pero con el paso del tiempo y al ver que era del gusto de más personas fue tomando más forma hasta transformarse a como esta el día de hoy, posicionándose desde hace casi ya ocho años como un punto de reunión para los morelenses y visitantes.
Sin embargo, la llegada de la crisis sanitaria por covid-19 ocasionó que sus ventas disminuyeran considerablemente, el mayor problema fue la reducción del horario nocturno establecido como parte de las medidas de seguridad sanitaria.
Anteriormente, “Beber me llama” se mantenía abierto a partir de las 10 de la mañana hasta las cinco de la mañana del día siguiente (horario que podía variar), al estar Morelos en alerta máxima de contagios, específicamente en color rojo del semáforo epidemiológico, tenían que cerrar máximo entre 11 y 12 de la noche, “si me afecto porque los clientes estaban acostumbrados a un horario determinado, ya no venían mis clientes asiduos que venían en la noche, hubo mucha ausencia de ellos, un 60 por ciento aproximadamente”.
El cambio de horario se mantuvo en todo lo que fueron los semáforos rojos y naranjas, durante el mayor tiempo de aislamiento social, apenas, al cambiar a amarrillo ha podido recuperar el horario, manejando la venta de alimentos.
Diferentes agrupaciones de giros relacionados a la vida nocturna, como la Asociación Mexicana de Bares, Discotecas y Centros Nocturnos (AMBADIC) han asegurado que de regresar a un nuevo confinamiento estos giros no podrán subsistir, por lo cual muchos de ellos tendrán que cerrar definitivamente, en especial al no haber sido considerados para recibir apoyos por parte de las autoridades.
Pese a que Morelos ha avanzado en los semáforos y en la etapa de pandemia, consideró que la venta aún es complicada, “no es lo mismo que en años anteriores o meses anteriores donde había mucho más gente, si se ha visto afectada la economía y por ende, las ventas. En años anteriores se mantenían las ventas en un 80 por ciento”.
Para “Beber me llama” su mejor época es el calor; sin embargo, en 2020 fue todo lo contrario, al estar la ciudadanía en una etapa de miedo e incertidumbre por el desconocimiento del virus, las calles se mantenían casi desiertas, los negocios abiertos estaban vacíos y Cuernavaca parecía una ciudad fantasma, esto provocó que sus ingresos se redujeran hasta en un 70 por ciento.
Aunado a la baja venta, la escases de la cerveza les afecto en demasía. A raíz de la pandemia, el gobierno mexicano determinó a principios de abril de 2020 el cese de las actividades económicas y laborales no esenciales, incluyendo a la producción de cerveza mexicana. Con el paso de los días, el cierre de las cervecerías causó que las reservas de chela se fueran acabando y con ello comenzó la escasez, venta racionada y el aumento de precios.
“El cartón llego a estar hasta en mil 500 pesos, la cerveza prácticamente estaba como en 120 a 130. En ese momento trate de meter diferentes promociones pero como tenía una reserva alta en cuestión de cerveza no me afecto como tal pero ya en los últimos meses me empezó a escasear, tuve que comprar y subí precios de la cerveza y la gente lo entendía pero la ganancia era mínima”.
El miedo por la covid-19 no impidió que los clientes de “Beber me llama” siguieran asistiendo, tal vez no es la misma cantidad pero sí estaban presentes.
“Yo creo que la constancia y la forma de llegarle a tener amor al lugar y decir “ya he estado tantos años”, lo tome como si fuera una crisis de vacaciones muy larga en donde las ventas iban a estar más bajas pero todo fue cuestión de paciencia”.
“Beber me llama” se ubica en calle del Ejido en la colonia Acapatzingo en Cuernavaca, antes del llegar al Colegio Americano. Su horario de servicio es de lunes a jueves de 11 a las 21:30 horas, los viernes de las 11 a 3 de la mañana, los sábados de las 11 a las casi 5 de la mañana, y los domingos de las 11 a las 19 horas. Para hacer reservación pueden marcar al: 777 479 6545.
“La pandemia me ha enseñado que la vida no es tan larga como todos lo pensamos y que hay veces que más que el vender es el querer que todos estemos bien y que el sol salga para todos”, concluyó Celeste Román.
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