No tuvieron la oportunidad de estudiar y la pobreza las llevó a trabajar en la informalidad, por años, tres mujeres, madres de familia, se han dedicado a vender frutas y verduras en las calles de Cuautla, siendo llamadas "cubeteras", a su lado siempre han estado sus hijos, al no tener quien los cuide mientras laboran.
Su situación es generada por la evidente necesidad de sufragar gastos de salud, alimentación, vivienda y educación, pues refirieron: "Queremos que ellos tengan una mejor vida de la que tuve yo".
No tenemos Día de las Madres
La necesidad de tener que trabajar todo el día para sacar al menos unos pesos para darles de comer a sus hijos, hace que Marcelina Martínez, Antonia de la Cruz y Katy Campos no celebren el día de las madres como ellas quisieran.
Nos la pasamos todo el día en la calle, pues tenemos que vender, si no lo hacemos no comemos, ya en la noche nos juntamos en la casa, pero así es siempre, nosotras no tenemos días de descanso ni de festejo
Refirió que empezó a vender en la calle de Villagrán, del municipio de Cuautla cuando tenía 19 años; "mi mamá fue quien empezó el negocio, ya después yo me quedé con él, no hubo de otra porque no estudiamos, no había dinero para eso".
Tuvo cuatro hijos, los cuales siempre han estado a su lado, sentados o acostados abajo de las cajas donde guarda la fruta y verdura; "ya están grandes, ya hasta tengo dos nietos que también están aquí conmigo. Es duro porque tenemos que enfrentarnos a las inclemencias del tiempo, a los fiscales que nos andan correteando y otras cosas, pero no nos queda de otra", expuso.
En el caso de Marcelina Martínez de 37 años, indicó que ella empezó a vender en la calle a la edad de siete años, "mi mamá falleció cuando yo nací, mi abuelita me trajo a vender con ella, después crecí, me casé y tuve cuatro hijos, quienes desde recién nacidos me los traje aquí conmigo; hay clientes que nos entienden pero hay otros que nos dicen de cosas por tenerlos ahí, pero ojala se pusieran en nuestra posición para que vieran lo difícil que ha sido para nosotras vivir así"
Asimismo, relató que ha tenido que enfrentar muchos problemas, sin embargo, lo que la motiva es que sus hijos le han dicho que quieren estudiar para tener una vida diferente a la que ella tuvo; "no quieren seguir sufriendo aquí", agregó.
Por su parte, Katy Campos es la mamá mas chica que vende en la calle de Villagrán, tiene 23 años y tres hijos de cinco, tres y dos años, es madre soltera, cuenta: "yo empecé a vender aquí desde hace siete años, mi mamá me trajo, y aquí sigo porque no hay un trabajo donde me acepten con mis hijos, y yo no los puedo dejar solos".
Señaló que está consciente del peligro que representa tenerlos en la calle, ya que pasan muchos vehículos, "pero son tan pocas las oportunidades que tenemos las madres solteras, que no nos queda de otra que seguir vendiendo en la calle".