Una nube de polvo envolvió a Jojutla tras el sismo;se disipó y la ciudad ya no era la misma: su mercado casi seincendia; parte de la presidencia municipal colapsó y sepultó atres personas; los emblemáticos arcos desaparecieron; la iglesiade San Miguel quedó en ruinas, así como la privilegiada zonacomercial; más de 200 familias están sin hogar.
El rictus de dolor y miedo era contagioso: no habíapasado nunca, decían.
En los tres mercados la gente se atropellaba; nadaestaba en su sitio y muchos comerciantes abandonaron sus localespara tratar de salir; otros fueron golpeados por la mercancía. Lamayoría no sabía de protocoloa de protección civil.
Quienes huyeron de la Presidencia vieron cómo elreloj se desplomó contra dos empleadas que perdieron la vida.
Tres quedaron atrapados en los escombros y despuésde las 17:00 horas lograron rescatarlos. Otros inmuebles tambiénse despeñaron con gente dentr,o sobre la calle Cuauhtémoc.
La arteria principal, calle Constitución del 57,presentó instalaciones colapsadas. El CTEC, la terminal de losPullman, el edificio sede del PRI, entre muchos otros, están apunto de caer o con daños severos, como la Plaza Yuliana, sobre laJosefa Ortiz de Domínguez, donde la miscelánea Fuentes,relojería El Cronómetro, y demás, bajaron sus cortinas mientraslos estantes caían; anuncios cayeron sobre los edificios.
Varias viviendas de la colonia Zapata ytrasformadores también sedesplomaron: vehículos resultarondañados.
No obstante, la gente apoyaba a los damnificados asalir. La iglesia de la Tres de Mayo colapsó junto a la enormeceiba; la gente alcanzó a salir y decían llorando que perdieronsu hogar.
Las escenas de película de guerra las dio la calleRicardo Sánchez; antiguas y emblemáticas construcciones de adobe,se desmoronaron: casa Ejidal y frente a esta, la antigua casaLauris; la adjunta sepultó a uno de sus moradores, Jorge Bahena ElChato.
Junto a los lavaderos públicos, hogares sedemolieron. La parte superior quedó de lado y el puente de LosSuspiros fue cerrado.
Quienes intentaron refugiarse en la antigua iglesiade San Miguel, cayeron postrados de rodillas al ver las ruinas delinmueble que data del siglo XVI. Las nubes aborregadas hicieron queuna mujer de avanzada edad manifestara “Dios mío, seguirátemblando”.
En la calle Himno Nacional, el edificio adjunto aTelmex se desmoronó. Se fue la luz; cables reventados, cayerontrasformadores, los servicios de telefonía fallaron. Autoridadesmunicipales pidieron a la ciudadanía abandonar los sitios enriesgo.
El Ejército llegó aproximadamente a las 17:00 horasy se declaró el Plan-DNIII. Paralelamente, informaban sobre lainstalación de tres albergues en las unidades Niños Héroes, laPerseverancia y el hotel Monte Carlo.
Era imposible recorrer Jojutla sin encontrarobstáculo; las cifras de muertos y heridos puso en crisis a losservicios médicos forenses, así como al hospital general ErnestoMeana San Román, donde se evacuó la zona de emergencias yhabilitaron servicios de atención en el exterior: la demandasuperó la capacidad.
Pedían toldos, plantas de luz y el apoyo dedonadores de material médico básico para curaciones.
/FOTOS: FROYLÁN TRUJILLO