La iglesia de Tlaltenango se cubrió la mañana de ayer con los rezos y plegarias de los cientos de peregrinos provenientes de distintas regiones del estado de Morelos y el Estado de México, quienes, devotos, participaron como cada año, el domingo anterior al 8 de septiembre (día en que se celebra el nacimiento de la Virgen María), en la típica peregrinación que se realiza en medio de cantos y mandas, desde la glorieta de San Jerónimo hasta la iglesia, para después acudir a la primera misa de la mañana y ser recibidos con un gran desayuno organizado por miembros de la comunidad.
A partir del primer día de septiembre se organizan misas cada hora y diferentes parroquias de las comunidades se unen para arribar al atrio con sus respectivas peregrinaciones, ofreciendo una gran corona de flores coloridas con motivos prehispánicos, el cual es colocado en el arco de la iglesia.
Con más de 200 años de tradición, los peregrinos son recibidos cada año por vecinos de la comunidad para brindarles hospedaje y alimentación, en las instalaciones de la iglesia y en los hogares de los pobladores.
Antiguamente, la comunidad indígena introdujo en su mercado artesanía prehispánica de barro y otros materiales propios de la región como ollas y canastas, así como diferentes antojitos mexicanos. De igual manera, siguen perdurando tradiciones que no han muerto, como la llegada de los "Tlacocoleros" de Guerrero, con vestimentas de Flor de Cempasúchil y diversos danzantes que llegan con bailes-ofrenda en devoción a la Virgen Milagrosa.
Este año conmemoración los 299 años de existencia de la feria.