Hay una interesante opción para quienes no pueden comprarse un traje de chinelo ni ostentarlo en los carnavales de Morelos, pues desde hace dos años la gente puede comprarse gorras o prendedores de chinelo. Sí, a través de la empresa "Chicometlecoatl"; Cristina Cabañas y Sara Medina se han dedicado a elaborar artículos de uso personal con chaquiras y lentejuelas, que son los mismos materiales con los que se elabora el traje de chinelo de Yautepec.
La idea, relató Cristina, surgió luego de que un grupo de mujeres se diera a la tarea de elaborar productos relacionados con esta tradición en Morelos, para la gente que no puede comprarse un traje, el cual puede tener un costo de hasta 60 mil pesos.
"Por lo caro y por lo pesado, mucha gente no lo aguanta, así que quisimos aplicar la técnica en diferentes cosas, como una gorra o un pasador", explicó Cristina, de 44 años.
Cristina Cabañas es madre de dos hijos y, gracias a la empresa que sostiene con su amiga Sara, ha logrado sacarlos adelante en los últimos dos años. Al principio, recuerdan ambas, el proyecto, impulsado a través del programa "Empresas de la mujer morelense", contó con la participación de siete integrantes, pero cinco de ellas lo abandonaron.
Poco a poco, Cristina y Sara han logrado consolidar su pequeño taller en la colonia Otilio Montaño, donde elaboran gorras, prendedores, cojines, diademas, pulseras y espejos, entre otros artículos de uso personal.
"Nuestro taller es muy pequeño pero queremos que todos conozcan lo que se hace en Yautepec; sobre todo, queremos que se lleven un pedacito de lo que es un traje de chinelo", relató Cristina.
Son sus propias jefas
Sara Medina tiene 40 años y tiene una hija que está en edad de primaria. Antes de formar parte de "Chicometlecoatl", Sara trabajaba en una tienda de autoservicios y casi no tenía tiempo para estar con su hija. Sin embargo, el independizarse laboralmente le ha permitido hacerse cargo de sus propios horarios y aspirar a que el negocio siga creciendo.
"Puedo trabajar en la mañana, la tarde o la noche y no desatender a mi hija; en lo económico también me ha ayudado, porque ahora es un número neto el que gana una, es nuestro trabajo", refirió.
Con el taller trabajando, ambas amigas han estado en busca de exposiciones artesanales en las que puedan dar a conocer sus artículos y han aprovechado casi todas. Por el momento, es la única oportunidad que tienen para que sus productos se vendan y el negocio siga creciendo.