Después de 35 años de ofrecer sombra y ornato al Parque Revolución, el amate amarillo de alrededor de ocho metros de altura fue derrumbado por las lluvias que acabaron por pudrir sus raíces y convertirlo en un riesgo para decenas de visitantes que acuden a diario a uno de los jardines más famosos de Cuernavaca.
Era uno de los árboles más cercanos a la avenida, cerca de donde los niños jugaban y algunas veces se veía a los estudiantes leer un libro o hacer trabajos bajo su sombra. Su tronco amarillo lo hacía ver diferente al resto de los árboles del parque dándole un toque de distinción y si se veía desde la avenida Morelos, era el primero en notarse de la arboleda.
Este martes, trabajadores del Ayuntamiento de Cuernavaca acabaron de trozar las ramas y el tronco, y explicaron que si bien se le extrañará, era un espécimen ya inservible.
Ya estaba podrida la raíz, de tanta lluvia, no se le pudo salvar”, explicaron mientras con el método tradicional contaban los 25 anillos del tronco para ayudarnos a saber la edad del moribundo amate: “sí, 35 años, como dice en la placa de cuando lo plantaron
El amate amarillo del Parque Revolución cayó y podrá ser aprovechado para producir el tradicional papel amate, para el que se usa su corteza; o con los usos medicinales que desde tiempos prehispánicos se le dan a su corteza y raíces en el tratamiento de la fiebre, dolores de pecho, flemas, parasitosis intestinal, herpes, regular la menstruación, y hasta sanar fracturas, según da cuenta el Atlas de las Plantas de la Medicina Tradicional Mexicana.
Pese a que le dio sombra a tantos por tanto tiempo, a su muerte no acudió prácticamente nadie. Los trabajos que duraron poco más de una hora sólo tuvieron de testigos a los cuatro trabajadores responsables de reducir el árbol a pequeños trozos de madera, su motosierra, y algunos curiosos que pasaron por el lugar, apenas se detuvieron.