“Llévele, llévele, amiga; lleve su vacuna, amiga, llévele”, gritó Pedro López, comerciante de frutas y verduras del mercado Adolfo López Mateos, al acudir a recibir la dosis contra Covid-19 en el módulo especial habilitado en el parque Cri-Cri, donde se atendió a más de mil locatarios que por falta de tiempo no habían podido acudir a recibir el biológico.
Como es su costumbre los comerciantes del mercado ALM y de los ocho mercados periféricos de Cuernavaca, llegaron desde muy temprano al módulo habilitado por la Brigada Correcaminos y el Ayuntamiento capitalino, pero fueron ingresados pasadas las 9 de la mañana, ahí reconocen que dejaron encargado “el changarro” para poder acudir.
Es el caso de Pablo, quien acudió junto a uno de sus trabajadores para recibir la dosis de CanSino el cual a la fecha no requiere de una dosis de refuerzo, nervioso y con dolor busca una silla para esperar que no haya efectos adversos luego de que la enfermera lo inyecta; con mandil puesto guarda silencio y luego se anima a recordar cómo es que grita para llamar a sus clientes.
Además de él, también Ciro Jiménez comerciante del área de carnicería acudió con todo y su tradicional bata blanca salpicada de sangre de la res, pues reconoce que una vez siendo vacunado deberá volver a sus labores lo más pronto que pueda.
Héctor Suárez Díaz, director del mercado Adolfo López Mateos, explicó que en la primera ola de contagios al interior de la nave comercial ésta cobró la vida de 72 de ellos, pero una vez que se implementaron las medidas sanitarias los casos cesaron por lo que ahora no se tiene registros.