El coronavirus puso en evidencia los contextos de desigualdad y exclusión estructural que viven las personas LGBT+, así como también los diferentes escenarios de violencia a la que están expuestos. La comunidad es uno de los sectores más vulnerables durante la contingencia sanitaria, pues los ha obligado al confinamiento.
Algunos que no han expuesto sus preferencias sexuales abiertamente deben enfrentar un doble encierro: la cuarentena y el “estar en el clóset”, lo último, por el temor al rechazo, incluso, de su propia familia. Por ello, las personas LGBT+ se ven en un panorama crítico, que, incluso, puede generarles depresión, angustia, ansiedad y desesperación al tener que permanecer encerrados.
En México más del 50 por ciento de las personas LGBT+ confesaron haber tenido
pensamientos suicidas en algún momento de sus vidas y una de cada cinco lo ha intentado alguna vez, de acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
Para quienes ya vivían en hogares en los que eran discriminados por sus orientaciones sexuales o identidades de género, durante este periodo de confinamiento, la convivencia se vio agravada.