La tradición tiene sabor. Y en la comunidad de Tetelcingo sabe a mole de guajolote, platillo elaborado en la comunidad desde hace años y que deleita hasta a los paladares mas exigentes.
Chile pasilla, ancho, mulato, comino, cebolla, jitomate, ajos, pimienta, canela, clavos de olor, chocolate, pasas, y, por su puesto, el guajolote son algunos de los ingredientes que se ocupan para la preparación de este mole que es tradicional en la comunidad tanto por su sabor como por su significado.
Nicolasa Narciso Vargas, de 57 años, originaria de la comunidad de Tetelcingo, sabe preparar el mole. Ella aprendió a prepararlo desde joven, su madre y su abuela le enseñaron la “receta secreta” para un buen mole.
Señaló que actualmente no todas las mujeres de la comunidad de Tetelcingo saben preparar el mole, porque cada vez son menos las mujeres que se “meten a la cocina por completo”, también por que no todas logran tener ese sazón para hacer un buen mole.
A veces el mole nos queda mal, no tiene el olor que nosotros queremos o se nos esponja, eso es por que los ingredientes no se pusieron de manera y en las cantidades correctas, parece fácil pero siempre es importante prepararlo con mucha atención.
El mole tiene un sabor picoso, pero uno de los mayores atractivos y el cual logra cambiar el sabor por completo es el guajolote, aquí no se ocupa pollo o carne de res, es el guajolote el principal detonante de sabor para el mole.
La preparación del mole es especial pero otro de los toques secretos para el mole es cocerlo en leña en carbón, pues a decir de Nicolasa esto también influye en lograr el sabor ideal.
Algunas mujeres preparan mole para vender, sin embargo las familias de la comunidad sólo preparan para ocasiones especiales, bodas, bautizos, fiestas patronales entre otras actividades, de ahí que el mole tiene un significado especial para la comunidad. A l la venta este mole se puede ofrecer en kilos, medios o cuartos, y los precios varían pues van desde los 140 peos hasta las 180 pesos.