En el número 187 de la avenida Insurgentes, en el municipio de Cuautla, hay treinta y un bombillas que iluminan varias mesas con platillos servidos y personas difrutándolos. De las ocho mesas que hay en el centro, sólo tres de ellas están ocupadas. Las otras tres tienen, bien acomodadas, cintas amarillas que indican que no se puede comer en ellas. En una mesa, un hombre de mediana edad conversa con sus hijos. En otra, dos jóvenes beben cada uno una cerveza. En la mesa del fondo, un muchacho junta sus manos por encima de su vaso de vidrio. También bebe, pero solo. Nadie lo molesta. Y la música que suena al fondo, aunque festiva, se hace oír a un volumen que permite reflexionar sobre cualquier aspecto importante de la vida.
“Es un proyecto muy bonito en Cuautla, es diferente a lo que hay en la ciudad y todo es familiar”, explica José Ángel Arellano Vázquez, gerente de Central 187, el espacio donde nos encontramos.
A José Ángel, y a toda la gente que trabaja aquí, le encantaría que todas las mesas estuvieran disponibles. Sin embargo, la mitad de ellas han tenido que ser clausuradas temporalmente para cumplir con las restricciones sanitarias de las autoridades, propias de la epidemia del Covid-19, para evitar el máximo número de contagios entre los morelenses. Actualmente, Central 187 funciona a un 25 por ciento de su capacidad.
“Ha habido ventas bajas últimamente y hay un poco de desesperación, así que esperemos que también por parte del gobierno nos den un poquito de facilidades porque nos está mermando en nuestra economía. Tanto los locatarios como la administración llevamos sustento a nuestras casas todos los días”, narra Arellano, de guayabera blanca, con un tono de voz que, lejos de la tristeza, se parece más al optimismo.
Un comienzo en tiempos difíciles
La pandemia del Covid-19 ha traído episodios oscuros en todo el mundo y ha llevado a muchos a encontrar nuevas formas de no rendirse. Pero, en medio de todo lo que parecería desalentador, hay quienes han encontrado la motivación necesaria para emprender algo nuevo. Fue así como seis meses atrás, en un momento difícil pero con un paso firme, este lugar abrió sus puertas al público.
“Abrimos con todo el temor del mundo, como todos los comerciantes, pero decidimos que íbamos a hacer un equipo todos los locatarios y la administración para sacar este proyecto adelante”, recuerda José Ángel.
En Central 187 se dan cita algunos de los restaurantes más conocidos del municipio, empresas cuautlenses cuyo personal también vive en esta ciudad. En cada uno de sus locales hay personal que ofrece lo mejor de las cocinas y barras de cada uno de estos restaurantes. Así, los clientes pueden encontrar desde una hamburguesa o un helado, hasta exóticas flautas y mariscos, pasando por los clásicos al pastor, alitas y pozole.
“Son propietarios particulares que son comerciantes de Cuautla, a quienes invitamos y nos están acompañando en este viaje. Esperamos que la gente venga, que conozca el espacio y que se lleve un buen sabor de boca”, agrega José.
Bajo el concepto de un mercadito gourmet, piensa uno, deben existir ciertas claves para que el menú que conforman estos 14 locales, en los que también es posible encontrar cervezas y otras bebidas preparadas, no se convierte en una pelea por el mayor número de comensales. Al respecto, el gerente explica que los restaurantes que colaboran en este espacio se han comprometido a respetar un límite de giro, de manera que no existan conflictos entre el menú de uno y el de otro:
“Tenemos un tope de giro; por eso cada quien vende lo que le corresponde, a lo que le sabe, en lo que es mejor, y no tenemos esa competencia directa, porque cada quien respeta su giro. En este sentido, nos llevamos muy bien, hay un buen ambiente y todos colaboramos para ayudarnos unos a otros”, afirma José.
El espíritu al fondo de Central 187 es, pues, el de la unión y el apoyo, algo que también los meseros intentan transmitir. De acuerdo con la gerencia, este espacio representa una fuente de empleo al menos para 35 personas, sin contar a las que están por llegar a establecerse en alguno de los espacios que aún se encuentran disponibles, principalmente en la segunda planta, además del estacionamiento propio del lugar.
“Y juntos nos hemos enfrentado a todo tipo de adversidades, por lo de la pandemia, empezando con el semáforo rojo, luego cambiarse a amarillo, después a naranja y después otra vez regresar a rojo; ha sido difícil, pero hemos estado dando la cara porque confiamos en que tenemos que hacer esto para que haya trabajos, porque mucha gente está necesitando trabajo.
El servicio a domicilio
Si bien la apuesta de Central 187 es ofrecer un espacio relajante para disfrutar de la comida, la gerencia también es consciente de que, incluso si se respetan las medidas sanitarias, mucha gente prefiere quedarse en casa y optar por pedir sus alimentos hasta la puerta de su hogar. En este sentido, José Ángel Arellano asegura que el “delivery” que ofrece Central 187 opera a través la página de Facebook del lugar.
“Tenemos servicio a domicilio, en nuestra página ‘Central 187’ pueden mandar mensaje y nosotros, con todo gusto, les hacemos llegar los platillos con limpieza e higiene hasta su casa”.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), la comida es actualmente el segundo producto con mayor interés para comprar a domicilio, sólo por detrás de la categoría de tecnología.
En su reporte de noviembre pasado, la AMVO indicó que la mayoría de compradores por internet eligió el servicio de envío al hogar, con un 89 por ciento; mientras que el 10 por ciento eligió el envío a la oficina o el trabajo y el nueve por ciento en un centro de distribución. El envío a la casa de un amigo o familiar y la opción de recoger en la tienda física se posicionaron en el cuarto y quinto lugar, respectivamente.
De momento, las puertas de Central 187 permanecen abiertas de miércoles a lunes con el entusiasmo y la esperanza de que, llegado el momento, cuando las cosas mejoren, el espacio pueda recibir a los comensales en toda su capacidad.