Hugo Eric Flores Cervantes negó la existencia de la figura de “superdelegado, y aquí en Morelos, menos”, al referirse a su cargo dentro del Gobierno federal como delegado para los programas integrales de bienestar, para lo que abundó “nosotros venimos a poner nuestro granito de arena, a coordinarnos y a trabajar muy fuerte con el Gobierno del Estado”, pues en todo caso su cargo estará enfocado a la coordinación entre los representantes de las oficinas federales que habrán de compactarse.
Al asistir a la reunión diaria de seguridad de ayer, en Palacio de Gobierno, en la que el detalle anecdótico lo puso el propio Flores Cervantes al regañar a una mujer por no abrirle la puerta a la reunión, el delegado anticipó que el Gobierno federal realiza ya los censos para los 25 programas federales que atenderán a la población de Morelos y que si bien no se tiene fecha para la conclusión de los diversos conteos, se considera que el próximo año podrá haberse concluido el procedimiento por el que se eliminarán los intermediarios de dichos programas sociales.
Explicó que en el caso de los estudiantes será el censo más rápido y ordenado porque están en sus centros escolares “y podríamos terminarlo ya”, pero en otros programas, al dirigirse a población abierta, el conteo puede ser más lento, como los dirigidos a adultos mayores y personas con discapacidad. “En fin, todavía nos faltan muchos meses de trabajo para tener un censo real, muy potente, muy poderoso, muy realista”, que será la base para entregar programas sociales sin intermediarios como parte del programa de pacificación de la presidencia de la República para todo el país.
EL REGAÑO
Hugo Eric Flores llegó unos minutos después de que José Manuel Sanz Rivera entrara al Salón Morelos de Palacio de Gobierno. Tras el funcionario estatal se cerró la puerta de madera pintada en negro, así que cuando el delegado llegó encontró un obstáculo en su acceso a la reunión con autoridades estatales y federales.
Pidió a la mujer que custodiaba en la entrada que le abriera y ella le contestó que le era imposible pues habían cerrado por dentro: “Eso no es así, la puerta debe cerrarse después de que yo llego, señorita”, le indicó Flores Cervantes a la mujer que buscó cómo hacer para que alguien del otro lado abriera el cerrojo. Cuando eso pasó, era tarde ya Flores Cervantes había ingresado por una de las laterales al salón.