Más de 40 iniciativas y 8 años tardó una de las reformas históricas más relevantes del marco legislativo de protección para las mujeres contra la violencia política en razón de género.
Se modificaron 6 leyes generales, 2 federales y se consolidó un tipo penal para las personas que cometan este tipo de violencia, así como los lineamientos para que los partidos políticos interioricen procedimientos, sanciones y protejan a las mujeres violentadas a su interior; también incluye la “3 de 3 contra la violencia”, un mecanismo en que las y los candidatos al registrarse presenten un formato en el que afirmen: uno, que no cuenten con antecedentes de denuncia, investigación o procesamiento y, en su caso, no haber sido condenado o sancionado por violencia familiar; o dos, por delitos sexuales, contra la intimidad sexual o corporal y tres, no estar registrado como deudor alimentario o moroso.
No obstante, hay al menos 2 aspirantes o suspirantes conocidos a quienes no les importa: Félix Salgado M. con 5 denuncias incluyendo violación, e Israel González P., actual presidente de Tetela del Volcán que busca la reelección y cuenta con 2 sentencias por violencia política.
A mi parecer, el asunto se resume a la carencia de vergüenza y al cinismo de pensar de que “si no hay sentencia no importa” o, si hay sentencia previa a las reformas, “tampoco importa”. Una total ausencia de cualquier principio ético que nos obliga a la reflexión sobre la calidad de las candidaturas que tendremos, que, por cierto, serán muchas.
En el caso del estado de Morelos tanto el edil de Tetela del Volcán, como el de Ayala, insistirán en ser nuevamente candidatos, lo que podría marcar un precedente para la luchan contra la violencia política por la que tantas mujeres hemos y seguiremos luchado.
Esto no se trata de un “linchamiento” a tales personajes, sino más bien la búsqueda de que las reglas se cumplan, y que si bien en el estado de Morelos no es punible la violencia política en razón de género, sí existen los procedimientos idóneos para cerrarles la puerta a los agresores y que esto no se siga repitiendo.
El próximo 6 de junio las mujeres deben participar en el proceso electoral, esta vez no desde atrás de un escenario, sino delante de él, empero esto no será posible si entonces no se le han garantizado sus derechos de manera plena y sin apariencias, este proceso electoral requiere de hechos y no de titubeos hacia la verdad paridad electoral.