Las formas de relación y comunicación entre las personas ha cambiado, la tecnología nos brindó herramientas para comunicarnos de forma inmediata con las personas que no tenemos cerca, así como cambiar las formas de relación social, laboral, escolar y sexo afectiva con las personas, pero sí es cierto también, hemos abierto una puerta a problemas que antes no existían, así como delitos y el incremento de la violencia hacia las niñas y mujeres por medio del uso de la red.
Internet y las redes sociales proporcionan espacios donde se realiza una exposición de la vida personal, lo cual supone otras formas de relaciones afectivas y sexuales que pueden traer consigo control y violencia sobre las mujeres.
Es verdad que internet ofrece oportunidades para el emprendimiento, el conocimiento, el estudio y el empoderamiento, pero también abona a la lucha por la igualdad entre los géneros, pero no es menos cierto que la violencia y el discurso del odio contra la mujer es otra de las realidades presentes dentro de internet.
Los contextos digitales se utilizan para reproducir patrones de comportamiento basados en la violencia de género, aprovechando la inmediatez, el anonimato y el contacto permanente con la víctima que posibilita Internet. Esto ocasiona el traslado de la violencia de lo físico a lo virtual, estemos hablando de algo más complejo y grave. Los delitos tradicionalmente cometidos dentro de la pareja adoptan en las plataformas sociales un nuevo modo de ejecución, pues actualmente se ataca como nunca antes -tanto en cantidad como en intensidad- al derecho a la imagen, al honor y a la intimidad de las personas.
Hablamos de violencia psicológica y física, cometida de forma sostenida y repetida en el tiempo, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de la libertad.
Esta realidad afecta con especial intensidad y crueldad a adolescentes y jóvenes, para los cuales los medios digitales son de uso cotidiano.
La violencia digital de género es generada comúnmente en espacios digitales masivos en donde se denigra a las mujeres por su sexualidad y/o identidad así como por su físico, por clase social, nivel escolar, estado civil y por su color y raza, en su mayoría grupos donde se comparte las imágenes íntimas no consentidas de niñas y mujeres, así como grupos de pederastia.
Si bien la preocupación y ocupación de las defensoras de derechos digitales, activistas feministas por la visibilización de la problemática, la creación de leyes a favor de la prevención, la sanción y la reparación, también la construcción de fuentes de datos verídicos que sistematizan la vivencia de las niñas y mujeres en la navegación por internet, es así como el trabajo de acompañamiento jurídico y psicológico que se proporciona desde la sociedad civil. jamás se podrá combatir y eliminar si las autoridades continúan haciendo omisión a la violencia digital de género.
La falta de capacitación en temas de violencia y delitos digitales a los ayuntamientos municipales e instancias y direcciones de gobierno estatales que proporcionen atención oportuna tanto como jurídica y psicológica que fomente la denuncia, atención y el acceso a la justicia y a la reparación del daño a las víctimas de violencia digital son generalmente por la falta de voluntad y omisión política esto genera que las personas se sientan inseguras de las autoridades llevando a muchísimas niñas, adolescentes y mujeres a vivir la violencia digital de género bajo circunstancias de soledad y aislamiento tanto digital como físico, en diversos estudios se demuestran los daños permanentes que esta violencia genera hacia las niñas, adolescentes y mujeres.
Muchas de las mujeres que han sufrido acoso a través de las redes se quejan de que, ante una denuncia, lo máximo que se ha conseguido es que se cierren las cuentas desde las que se reciben los mensajes, y ni siquiera eso se logra siempre. Además, los acosadores lo tienen tan fácil como abrir una nueva cuenta y volver a empezar. Para que este tipo de delitos sean perseguidos penalmente, tienen que ser considerados como una amenaza real, pero como es algo virtual se tiene la falsa idea de que no pasa a la realidad.