El 10 de abril, el Comité Municipal de Contingencia por Covid-19 determinó que el uso de cubrebocas en Cuernavaca sería obligatorio como una medida complementaria para protegerse del contagio por coronavirus, cuyos casos confirmados han aumentado exponencialmente en los últimos días de la fase dos, y se espera una tasa aún mayor durante la inminente llegada de la fase tres. El problema era la escasez de cubrebocas en el mercado local; tanto farmacias como supermercados carecían del producto desde los primeros días de la contingencia. La demanda excesiva produjo también un aumento de precio (similar al del gel antibacterial) que los colocaba hasta en 35 pesos por pieza.
El uso del artilugio, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se debe dar bajo ciertas condiciones: “si está usted sano, solo necesita llevar mascarilla si atiende a alguien en quien se sospeche la infección por el 2019-nCoV. Lleve también mascarilla si tiene tos o estornudos. Las mascarillas solo son eficaces si se combinan con el lavado frecuente de manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón. Si necesita llevar una mascarilla, aprenda a usarla y eliminarla correctamente”.
No obstante el Ayuntamiento advirtió que frente a la cantidad de pacientes asintomáticos, y otras características de la enfermedad, socializa la medida entre comerciantes y ciudadanos en el entendido que quienes no usen cubrebocas podrían ser acreedores de una amonestación, e inclusive arresto por 36 horas o realizar trabajo comunitario. Con ello, desde el fin de semana empezaron a fortalecerse las pequeñas empresas informales que de forma artesanal fabrican cubrebocas de tela y otros materiales de varios usos, lavables y que, aseguran los productores, cumplen con las especificaciones requeridas, como la “prueba del spray” que garantizaría la imposibilidad de filtración de gotículas salivales en las que viaja el virus.
En la avenida San Diego, por ejemplo, uno de los fabricantes de estos productos estaciona su automóvil a media mañana, ofrece dos productos artesanales de “alta calidad”: gel antibacterial, y cubrebocas de tela para varios usos, lavables y eficientes, a 25 pesos la pieza. “los hay en colores, negro y para niñas, con imágenes de patitos, flores y otros adornos”. Sin más garantía sanitaria que la confianza en su palabra y la necesidad de cumplir con la disposición del ayuntamiento.
El uso de cubrebocas, sin embargo, debe estar sujeto a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud: Antes de ponerse la mascarilla, lavarse las manos con agua y jabón o con un desinfectante con base en alcohol; curbrise la boca y nariz con la mascarilla y asegurarse de que no haya espacios entre la cara y la máscara.