Considerado por García Márquez como “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma” y en general como uno de los artistas más destacados de su siglo, el poeta y político chileno Pablo Neruda, ganador del Nobel de literatura en 1971, pasó parte de su vida en suelo mexicano, particularmente durante el periodo en que fungió como cónsul general de Chile en México, de 1941 a 1943, periodo en el que no sólo desempeñó las funciones diplomáticas, sino que fue alcanzado por otras arbitrariedades de la vida.
Al llegar a México, el autor del emblemático “Puedo escribir los tristes esta noche” eligió a la región de Morelos como uno de sus destinos predilectos, aun cuando una de sus primeras visitas a Cuernavaca se vio manchada por su propia sangre: la de la agresión que recibió al reunirse con su esposa Delia del Carril y varios amigos en el Hotel Parque Amatlán, entre las colonias Jacarandas y Acapatzingo.
En su libro “Pablo Neruda en Morelos (1941-1966)”, el investigador Mario Casasús se da a la tarea de recuperar aquellos momentos a través de testimonios del propio poeta, así como de notas periodísticas e, incluso, testimonios de quienes estuvieron ahí.
“Vi a mi madre reventar en la cabeza de uno de ellos una gran caja de fósforos de chimenea, gigantes, a mi padre defendiéndose, y a Neruda con la cabeza partida y la sangre corriéndole a raudales”, escribiría muchos años después el escritor chileno Poli Délano, el pequeño hijo de Luis Enrique Délano y Lola Falcón, presentes en aquella pelea.
Dos semanas después del ataque a Pearl Harbor que llevó a Estados Unidos a entrar a la Segunda Guerra Mundial, el grupo de amigos hablaba sobre la guerra elogiando al presidente mexicano Manuel Ávila Camacho, al estadounidense Roosevelt, Churchill y Stalin sin saber que en la mesa de al lado un grupo de simpatizantes nazis escuchaba su conversación.
“Estaban en compañía del dueño del hotel […] Haciendo el saludo nazi se lanzaron contra nosotros, que naturalmente nos defendimos a bofetadas, a silletazos […] Yo recibí un lacazo que me partió la cabeza”, escribiría el propio poeta a Diego Muñoz y Alberto Romero.
Pero la estancia de Neruda en Morelos también tuvo momentos gratos. O eso es lo que deja ver, más adelante, el minucioso trabajo de Casasús cuando recupera las remembrazas de Poli Délano sobre los viajes que hacían sus padres con aquel gran amigo, al que él veía como un tío. Así, Casasús deja ver que a Neruda no sólo le gustaba pasear por Cuernavaca, sino que también habría visitado el balneario Agua Hedionda, en Cuautla.
“Íbamos a unas albercas de aguas hediondas cerca de Cuautla, donde yo me bañaba como un pescado con mi salvavidas inflable”, escribiría Délano en un capítulo de su libro “Policarpo y el tío Pablo”.
Neruda en el cine
Al ser catalogado como uno de lo artistas más importantes de su siglo, no es extrañar el interés que el cine ha mostrado por la figura de Neruda en los últimos años. En 1994, la película italiana “Il Postino” obtuvo más de 20 premios internacionales al retratar la ficticia relación entre el poeta y un joven que decide convertirse en cartero tratando de escapar de la vida de pescador que lleva su padre. Así, aquel adolescente tiene un encuentro directo con la poesía y, con ayuda de Neruda, que se convierte en su amigo y más tarde en su padrino de bodas, aprende a ver el mundo a través de ella.
Más ligada a su trabajo político, “Neruda” (2016), de Pablo Larraín, aborda la huida del poeta y senador junto a su mujer luego de que, en 1948, acusara al gobierno chileno de traicionar a los comunistas en el congreso. Perseguido por el prefecto de la policía, la película acompaña a Neruda mientras escribe “Canto general”, un canto libertario que recorre Latinoamérica.
¿Quién fue?
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, que más tarde se llamaría Pablo Neruda, nació un 12 de julio de 1904 en Parral, Chile. Fue senador de la República Chilena, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia. Recibió el Premio Nobel de Literatura en1971 y obtuvo un doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford. Murió el 23 de septiembre de 1973 en Santiago, a causa de un cáncer de próstata.
Su divorco
En 1942, provechando la Ley Puente, que facilitaba las condiciones para divorciarse incluso si una de las dos partes no estaba presente, el poeta disolvió en México su matrimonio con María Antonia Hagenaar, su primera esposa, con quien se casó en Java en 1930. La solicitud habría sido realizada en el Juzgado Mixto de Primera Instancia de Jojutla, que entonces pertenecía al Tercer Distrito Judicial de Morelos, según da cuenta el libro de Casasús.