“El líder comunista León Trotsky de traje blanco, de visita en el ya famoso mundialmente balneario Agua Hedionda, unos meses antes de ser asesinado en Coyoacán. 1939”, dice la descripción del cuautlense Ricardo Trejo Chávez junto a una fotografía que, en efecto, muestra el revolucionario ruso admirando el paisaje que por aquella época ofrecía el famoso balneario. Sin embargo, poco se sabe sobre aquel momento.
“Durante su estancia en el país frecuenta el estado de Morelos y uno de esos lugares era nuestro hermoso balneario Agua Hedionda”, agrega el propio balneario en una publicación en su página oficial.
De acuerdo con el cronista Samuel Hernández Beltrán, no hay duda de que Lev Davídovich Bronstein visitara el balneario durante su estancia en el país, donde permaneció desde 1937 hasta su asesinato en 1949. Sin embargo, el historiador considera que se trató de una visita de carácter lúdico.
“Fue una visita lúdica, únicamente, porque por intereses políticos, no, no hay ninguno. Fue a conocer el lugar, porque era famoso Agua Hedionda por sus aguas, pero desde otro punto de vista no hay otro motivo”, relata Hernández Beltrán.
Trotsky llegó a México tras una serie de gestiones realizadas por el pintor Diego Rivera y Octavio Fernández ante el presidente Lázaro Cárdenas, que en 1936 le concedió asilo político. El peregrinaje de Trotstky inició luego de que su compañeros de partido lo acusaran de traidor cuando Lenin, su antecesor, se retiró de la política. Expulsado de la Unión Soviética en 1929, se refugió en Turquía, Francia y Noruega hasta llegar a México.
El 9 de febrero de 1937, Trotsky fue recibido en el puerto de Tampico por Frida Kahlo y fue transportado a la Ciudad de México a bordo del tren presidencial. Durante los años que vivió en México, Trotsky vivió en la “Caza Azul”, el hogar de la pareja de pintores, en Coyoacán, hasta que su relación se quebrantó con el muralista, un aspecto que es abordado en la película biográfica de la pintura, estrenada en 2002 y protagonizada por la actriz mexicana Salma Hayek.
Luego de abandonar la Casa Azul, Trotsky se mudó a la Calle de Viena, donde vivió hasta su muerte. En esa residencia, el revolucionario sufrió dos atentados, el primero en mayo de 1940, del que logró huir junto a su esposa; y el segundo en agosto, que le costó la vida. Murió en México, el día 20 de aquel mes.