Decenas de familias en el poblado de Ocotepec, que se encuentra al norte de Cuernavaca, colocaron este fin de semana los altares de los seres queridos quienes se adelantaron en el camino, algunos de estos pequeños santuarios fueron colocados por primera vez.
Este es el caso de Don Andrés Millán, mejor conocido como “El Pulpo”, quien vivía en el barrio de “Los Ramos” y lamentablemente enfermó de Covid-19 el pasado mes de marzo; ya no pudo recuperarse y ahora sus familiares, amigos y hasta vecinos lo recuerdan con cariño.
Andrés era muy estimado ya que durante cada celebración del pueblo él se dedicaba a organizar eventos de lucha libre, una de sus más grandes pasiones que practicó en su juventud bajo ese nombre de “El Pulpo”.
“Nueve días antes hacemos el novenario para esperar a los fieles difuntos y empiezan desde el día 23. En estos participan mi mamá, mis tías y ahora si que la familia es la que nos apoya”, dijo Belem Millán, hija de Andrés quien este sábado todavía estaba preparando tamales para continuar con los rezos y recibir a todos los amigos de su padre.
Después de los nueve días entonces las familias se preparan para la llegada de los difuntos con velas para iluminar su camino, con agua para calmar su sed después del largo viaje que realizan para volver a casa y sal que comparten con su familia.
“La flor de tegagean es representativa, no podemos adornar con otro tipo de flores, es representativa porque el aroma es lo que los guía para llegar. Ellos llegan el día primero y con el novenario que se hace nosotros los llamamos así que para ese día debe estar lista la ofrenda”, explicó.
Una vez en casa, la familia de Andrés espera que, como dice la tradición, se quede ocho días con ellos y entonces deben de colocar nuevos platillos para despedirlo, aunque no son los mismos que se colocan en la primera ofrenda.
“Es diferente, a los ocho días nosotros le ponemos lo que son elotes hervidos, dulce de calabaza, de ciruela, los tlaxcales y otras cosas que hacemos para ellos. En Ocotepec decimos que sale caro desde que naces hasta que mueres porque todo esto para nosotros es una fiesta también y el gasto es algo fuerte”.
Ella junto con sus tres hermanos se repartieron los gastos para solventar los gastos desde el novenario, la ofrenda y la despedida, todo para volver a estar con su padre una vez más. Algunas familias han llegado a gastar hasta más de 40 mil pesos, pero todo vale la pena por encontrarse en estas fechas nuevamente.
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