Al unirse la Diócesis de Cuernavaca contra megaproyectos en el estado, entre ellos la mina de Tetlama ubicada en Temixco, la arqueóloga Silvia Garza Tarazona del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Morelos, había confirmado que este proyecto perjudicará gravemente a la zona arqueológica de Xochicalco, patrimonio cultural de la humanidad.
De manera reiterada aseveró que seguía operando con normalidad, haciendo túneles como un método de exploración, lo cual, provocará las afectaciones al sitio y una importante contaminación en los ríos, suelos y el medio ambiente. Es por ello que desde el sexenio pasado, junto con un grupo de ambientalistas y los mismos residentes solicitan su cancelación.
En 2009 el subsuelo de Xochicalco fue otorgado en concesión por la Secretaría de Economía a la empresa canadiense Esperanza Silver, terreno que equivale a 278 hectáreas, y permiso que tiene vencimiento hasta el 14 de mayo de 2059.
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En julio de 2013, Esperanza Silver vendió sus acciones en Morelos por 45 millones de dólares a otra empresa canadiense Alamos Gold; sin embargo, en 2014 ante la presión de comunidades afectadas, ambientalistas y académicos, así como la participación del gobierno estatal, dio como resultado el rechazo de la manifestación de impacto ambiental requerida para iniciar la explotación en enero de ese año, aunque las concesiones no se cancelaron al durar 50 años y ser prorrogables otro medio siglo más.
No obstante, Garza Tarazona indicó que de seguir con los trabajos, primero harán un gran hoyo, sacarán la tierra y la molerá, pasando por una gran cantidad de químicos para separar la tierra de los minerales, misma tierra y agua que echarán nuevamente a los cauces y suelos.
Esto dijo originara enfermedades en la piel, problemas en los ojos, riñones, hígado y pulmones; incluso podría incapacitar permanentemente o hasta provocar la muerte, pues los tóxicos de los metales viajan en el aire y el agua.
Respecto a Xochicalco, la investigadora precisó que podría ser afectado debido a que cuenta con 37 cuevas, las cuales al momento que comience la detonación ocasionará se venga abajo. Prueba de eso, son las fisuras que se registraron tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, mismas que ocasionaron el cierre de ciertos lugares de la zona arqueológica.
De acuerdo con el libro Patrimonio Bicultural y Megamineríam muchas de las concesiones mineras vigentes se superponen con zonas arqueológicas registradas y es seguro que otras coincidan con zonas aún no conocidas ni exploradas.
Análisis:
Daniel Martínez Otro cálculo fallido...