Las trabajadoras del hogar o empleadas domésticas son aquellas personas que no sólo realizan labores como el aseo del hogar, cuidar a los niños y mascotas, entre otras actividades, sino también llegan a ser parte de la familia debido a la cercanía con cada uno de sus integrantes y al formar de manera permanente o temporal parte de la vida diaria.
Sin embargo, en la actualidad, en muchas casas mexicanas estas personas –en su mayoría mujeres– padecen de explotación laboral ante las largas jornadas de trabajo y los bajos salarios, mientras que en los peores escenarios, sufren privación ilegal de la libertad, violencia física y hasta sexual ante la falta de reconocimiento al oficio que realizan.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de una población de al menos 2 millones 480 mil personas trabajadoras del hogar, 60 por ciento labora en más de una casa y el 76 por ciento gana hasta dos salarios mínimos.
En 2011 la Organización Internacional del Trabajo (OIT), impulsó el Convenio 189 que garantiza el acceso al trabajo decente para quienes se desempeñan en empleos domésticos. En mayo de 2019, la Cámara de Senadores aprobó modificaciones a la Ley General del Trabajo con la intención de otorgar derechos a las trabajadoras del hogar, tales como jornadas de ocho horas, lugares y espacios dignos y seguros si es que viven en casa de los patrones, e incorporación al Seguro Social.
Lo anterior, dio paso el 1 de abril de 2019 al programa piloto para dar seguridad social a las trabajadoras domésticas, acatando la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que consideró inconstitucional que no estén inscritas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El 5 de diciembre de 2018, el máximo tribunal del país resolvió que es discriminatorio excluir a las empleadas domésticas del régimen obligatorio del IMSS. Ordenando al instituto crear un programa piloto especial para ellas y con facilidades administrativas para la parte patronal.
Al concluir el periodo de prueba, el IMSS debe proponer al Congreso de la Unión las reformas legales para incorporar a las trabajadoras al nuevo sistema especial de seguridad social, para que en un plazo no mayor a tres años, todas estén inscritas en el régimen obligatorio.
De acuerdo con el Seguro Social, las trabajadoras del hogar son aquellas personas que prestan los servicios de aseo, asistencia y demás, propios o inherentes al hogar de una persona o familia, pueden trabajar para uno o varios patrones y vivir o no, en su lugar de trabajo.
Hasta noviembre del año pasado, 11 mil 947 trabajadoras del hogar se habían afiliado a nivel nacional al Instituto Mexicano del Seguro Social. De las afiliadas, el 76 por ciento son mujeres y 26 por ciento se ubica en la Ciudad de México y el Estado de México.
En Morelos son 426 personas afiliadas al programa piloto, de las cuales, 268 están ubicadas en Cuernavaca, 99 en Cuautla y 59 en Zacatepec.
El salario promedio de los asegurados en la prueba piloto es de alrededor de 5 mil pesos mensuales.
Las cifras demuestran que actualmente en la entidad no ha existido una buena respuesta por parte de los patrones de las empleadas domésticas para afiliarlas al programa único; además de que la información sobre el padrón llega a ser muy reservada, en especial al tratarse un rubro tan privado como es el hogar. Desde su anuncio el programa piloto para la Incorporación de Personas Trabajadoras del Hogar ha dividido opiniones, en especial de las trabajadoras del hogar, quienes tenían muchas dudas al respecto sobre la operatividad del mismo y cómo es que funcionaría, así como de los mismos empleadores al preguntarse sí tendrían que pagar más y hasta considerar disminuir el sueldo para poder acceder a esta prestación.
Si bien continúa siendo un programa piloto que apenas cumplirá un año en función es un avance a nivel nacional después de una larga lucha al carecer en su mayoría de contrato y mucho menos de seguro social; además de que una gran cantidad vive en condiciones de marginación y pobreza y muchas sufren discriminación.
Como un hecho sin precedente y después de 15 años de trabajo, se creó el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) una iniciativa del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH), fundado en el año 2000, con el objetivo de capacitar y organizar a las trabajadoras en el conocimiento de sus derechos humanos laborales y buscar alternativas para mejorar su situación y condiciones de trabajo mediante la capacitación continua.
El Sinactraho está integrado exclusivamente por personas, trabajadores y trabajadoras del hogar, que buscan la defensa de sus derechos laborales, “la no violencia, no discriminación por sexo, género, raza, color de piel y de religión, la equidad, el valor social y económico del trabajo del hogar remunerado, y seguridad social para el mejoramiento de la calidad de vida de trabajadores y trabajadoras del hogar en México”.
A nivel internacional, el 22 de julio es considerado como el Día Internacional del Trabajo Doméstico con el fin de reconocer la contribución de las labores de las mujeres en los hogares, actividades que siguen siendo objeto de discriminación, sobre todo desde el punto de vista económico.
Desde su anuncio, el programa piloto ha dividido opiniones, en especial de las trabajadoras del hogar, quienes tenían muchas dudas al respecto sobre la operatividad del mismo y cómo es que funcionaría, así como de los mismos empleadores al preguntarse sí tendrían que pagar más y hasta considerar disminuir el sueldo para poder acceder a esta prestación