La Unidad de Atención a Víctimas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), registró en 2022 un total de 61 denuncias por agresiones contra estudiantes y trabajadores, de estas, poco más del 50 por ciento se tratan de agresiones como hostigamiento y acoso sexual por parte de alumnos y profesores.
Lo que significa un aumento superior al 10 por ciento respecto al 2021, dijo la titular de la Unidad, Berenice Pérez Amanezcua puntualizó que en los últimos años se dieron de baja a seis profesores y cuatro estudiantes que fueron agresores.
“Se registraron un total de 61 expedientes, los cuales fueron clasificados por área como indica el protocolo vigente; casos de violencia de género son 33, se resolvieron 24 y otros nueve están en trámite”, informó Pérez Amenezcua.
En materia de acoso escolar hay 13 denuncias: 11 concluidas y dos en trámite. De acoso laboral fueron 10: nueve concluidas y una pendiente. Las denuncias que no se concluyeron es porque entraron en diciembre, previo a la llegada de vacaciones.
¿Qué ocurre cuando alguien hace una denuncia?
Una vez que llega una denuncia de acoso sexual, se suspende toda relación entre el agresor y la víctima, como medida inmediata, y luego vienen otras acciones como “capacitar” al agresor, concientizar sobre sus actos, pedir “disculpas públicas” o firmar un compromiso de conducirse con “respeto y probidad”.
En la sesión del informe de Actividades del Comité de Seguimiento de Directrices de Hostigamiento Sexual, Acoso Sexual en las Instituciones Públicas de Educación Superior, acudieron autoridades de la Secretaría de Educación y titulares de universidades públicas.
Pérez Amanezcua mencionó que, para que las universidades sean espacios libres de violencia, se debe trabajar en la “deconstrucción” de la cultura machista.
“Que haya políticas públicas como planes de estudios y programas académicos que consideren la equidad de género... la violencia no es algo aislado de una sola universidad, es un problema que rebaso a las instituciones, por eso la urgencia de tener un protocolo de atención. Claro, existen obstáculos que se niegan a no reconocer la violencia, pero nos hemos apoyado entre todas”, concluyó Pérez Amanezcua.
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