/ domingo 26 de agosto de 2018

Quiere dejar la escuela a falta de conocimiento

La maestra no nos explica, sólo está sentada, dice el menor

Fernando es un niño egresado de la escuela Unitaria “Narciso Mendoza”, en la comunidad de San Miguel Los Elotes, en Tlaquiltenango, donde la directora es la maestra de los seis grados, aunque eran solo cinco alumnos hasta el ciclo escolar pasado.

Este año la escuela sólo tiene cuatro niños inscritos, dos de La Era que la misma maestra pasa a recoger y dos de Los Elotes, dice Herminia Rojas Estrada, madre de tres hombres y una mujer, el menor tiene 12 años, Fernando Torres Rojas, el único niño que egresó de la primaria el pasado ciclo escolar y quien abandera los estudios.

La señora Rojas Estrada inútilmente le insiste que siga estudiando, pero Fernando ya no quiere, incluso encontró trabajo frente de su casa, donde construyen una casa, por lo que por ahora acarrea agua para los albañiles y ayuda en lo que le mandan.

Su mamá aclaró que batalló con él en los últimos días de primaria, lo mandó a fuerzas; “le decía: mira Fernando vas a ir, y él me decía: yo ya no quiero ir a la escuela, y él me decía: es que la maestra no nos pone nada, solo está sentada, no nos enseña, sólo dice hagan esto o lo otro, pero no nos explica".

Herminia Rojas comentó que los otros salieron de la primaria y de la secundaria pero Fernando ya no quiere, es un niño de campo que cuida a sus propios chivos, se los dejo su papá, quien falleció hace cinco años.

Al encontrar a Fernando en su trabajó se le preguntó si seguiría estudiando, a lo que respondió un tajante no, y se justificó al decir que la escuela le quedaba lejos, y que prefería cuidar a sus chivos.

Él es consciente que su familia perderá el apoyo de “Prospera”, con la que su mamá le compraba las cosas que necesita, ropa, guaraches y comida; “hasta le dije a su maestra de la primaria, que hablara con él y que le platicara algo bonito, pero él se enfadó de las letras”.

Herminia Rojas le insiste a su hijo que continúe sus estudios, sin embargo, él se niega.

No obstante, Fernando confió que aprendió poco, sabe leer pero no bien, escribe pero no sabe si está correcto; “cuando iba la otra maestra Magnolia Rendón Rodríguez, ella sí nos enseñaba bien, pero la pasaron a la Era, y con la maestra María de Jesús ya no fue igual”.

“Al principio nos decía que hiciéramos las cosas bien y ya después no, ya se sentaba en su computadora, se acostaba en el sillón y nosotros nos poníamos a dibujar o a platicar. Cuando hacíamos las cosas, a veces nos ponía que cinco o que seis de calificación, pero no nos enseñaba”, confesó, Fernando.

Por eso ya no quería regresar a la escuela, sin embargo, fue obligado por su mamá, pero él comentó no quiere estudiar porque piensa que la secundaria será igual y no hará nada como en la primaria.

Refirió que su hermano mayor se iba a caballo a la secundaria hasta la Mezquitera a las 6:00 horas, y entró bien pero en el último año se enteró de que no entraba a la escuela y se iba a jugar a las máquinas.

La señora Herminia Rojas recordó que su esposo estaba en el Norte, sin embargo a su llegada, hicieron que terminara la secundaria; “ya no le quiero insistir, me va a hacer lo mismo que el otro y va agarrar otros vicios que gracias a Dios aquí no se ve tanto; ya no le voy a buscar a que mi hijo ande peligrando por allá"

Además advirtió que si Fernando fuera a la secundaria en La Mezquitera, tendría que irse a caballo o caminar 40 minutos, porque el viaje en camioneta les cuesta 200 pesos y “aquí no tenemos nada, ésta muy difícil y si hay un trabajo, pues lo quieren aprovechar”.

“Ayer estaba acarreando agua para la casa para hacer de comer desde el yacimiento que hay a orilla del río y un señor que están haciendo una casa lo vio y le dijo que si no quería echar agua allí y desde ayer empezó a trabajar, le pagaron 100 pesos porque ya fue un rato y hoy desde la mañana, de ocho a cinco, a lo mejor le dan unos 200”, expresó su madre.

Aunque Fernando afirmó tener pena de que los demás niños sepan que no sabe leer ni escribir, su madre le aseguró que esto es algo que todos deben pasar, sin embargo, expresó que quiere trabajar un año y luego continuar sus estudios.

A pesar de que sabe que pronto terminará este trabajo, dijo que se irá a plantar árboles en el campo por parte del Comisariado Ejidal.

Fernando es un niño egresado de la escuela Unitaria “Narciso Mendoza”, en la comunidad de San Miguel Los Elotes, en Tlaquiltenango, donde la directora es la maestra de los seis grados, aunque eran solo cinco alumnos hasta el ciclo escolar pasado.

Este año la escuela sólo tiene cuatro niños inscritos, dos de La Era que la misma maestra pasa a recoger y dos de Los Elotes, dice Herminia Rojas Estrada, madre de tres hombres y una mujer, el menor tiene 12 años, Fernando Torres Rojas, el único niño que egresó de la primaria el pasado ciclo escolar y quien abandera los estudios.

La señora Rojas Estrada inútilmente le insiste que siga estudiando, pero Fernando ya no quiere, incluso encontró trabajo frente de su casa, donde construyen una casa, por lo que por ahora acarrea agua para los albañiles y ayuda en lo que le mandan.

Su mamá aclaró que batalló con él en los últimos días de primaria, lo mandó a fuerzas; “le decía: mira Fernando vas a ir, y él me decía: yo ya no quiero ir a la escuela, y él me decía: es que la maestra no nos pone nada, solo está sentada, no nos enseña, sólo dice hagan esto o lo otro, pero no nos explica".

Herminia Rojas comentó que los otros salieron de la primaria y de la secundaria pero Fernando ya no quiere, es un niño de campo que cuida a sus propios chivos, se los dejo su papá, quien falleció hace cinco años.

Al encontrar a Fernando en su trabajó se le preguntó si seguiría estudiando, a lo que respondió un tajante no, y se justificó al decir que la escuela le quedaba lejos, y que prefería cuidar a sus chivos.

Él es consciente que su familia perderá el apoyo de “Prospera”, con la que su mamá le compraba las cosas que necesita, ropa, guaraches y comida; “hasta le dije a su maestra de la primaria, que hablara con él y que le platicara algo bonito, pero él se enfadó de las letras”.

Herminia Rojas le insiste a su hijo que continúe sus estudios, sin embargo, él se niega.

No obstante, Fernando confió que aprendió poco, sabe leer pero no bien, escribe pero no sabe si está correcto; “cuando iba la otra maestra Magnolia Rendón Rodríguez, ella sí nos enseñaba bien, pero la pasaron a la Era, y con la maestra María de Jesús ya no fue igual”.

“Al principio nos decía que hiciéramos las cosas bien y ya después no, ya se sentaba en su computadora, se acostaba en el sillón y nosotros nos poníamos a dibujar o a platicar. Cuando hacíamos las cosas, a veces nos ponía que cinco o que seis de calificación, pero no nos enseñaba”, confesó, Fernando.

Por eso ya no quería regresar a la escuela, sin embargo, fue obligado por su mamá, pero él comentó no quiere estudiar porque piensa que la secundaria será igual y no hará nada como en la primaria.

Refirió que su hermano mayor se iba a caballo a la secundaria hasta la Mezquitera a las 6:00 horas, y entró bien pero en el último año se enteró de que no entraba a la escuela y se iba a jugar a las máquinas.

La señora Herminia Rojas recordó que su esposo estaba en el Norte, sin embargo a su llegada, hicieron que terminara la secundaria; “ya no le quiero insistir, me va a hacer lo mismo que el otro y va agarrar otros vicios que gracias a Dios aquí no se ve tanto; ya no le voy a buscar a que mi hijo ande peligrando por allá"

Además advirtió que si Fernando fuera a la secundaria en La Mezquitera, tendría que irse a caballo o caminar 40 minutos, porque el viaje en camioneta les cuesta 200 pesos y “aquí no tenemos nada, ésta muy difícil y si hay un trabajo, pues lo quieren aprovechar”.

“Ayer estaba acarreando agua para la casa para hacer de comer desde el yacimiento que hay a orilla del río y un señor que están haciendo una casa lo vio y le dijo que si no quería echar agua allí y desde ayer empezó a trabajar, le pagaron 100 pesos porque ya fue un rato y hoy desde la mañana, de ocho a cinco, a lo mejor le dan unos 200”, expresó su madre.

Aunque Fernando afirmó tener pena de que los demás niños sepan que no sabe leer ni escribir, su madre le aseguró que esto es algo que todos deben pasar, sin embargo, expresó que quiere trabajar un año y luego continuar sus estudios.

A pesar de que sabe que pronto terminará este trabajo, dijo que se irá a plantar árboles en el campo por parte del Comisariado Ejidal.

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