A casi dos años del sismo que sacudió la vida de miles de familias en el estado de Morelos, arrebatándoles sus casas y dejándolas en espera de recibir apoyo de las autoridades, un grupo de pobladores del pueblo de Amilcingo se organizó para construir el hogar de una familia que no recibió ayuda por parte de ninguno de los tres niveles de gobierno.
Se trata del grupo “Amilcingo en resistencia”, al que pertenecía el activista Samir Flores Soberanes, asesinado el pasado 20 de febrero en su domicilio. De acuerdo con Jorge Velázquez, integrante del movimiento, la casa fue construida usando lodo, tierra y paja, además de materiales reciclados, como botellas, con apoyo de la agrupación Zamá.
“La familia cuya casa fue reconstruida no había sido apoyada ni por el gobierno federal, ni por el estatal ni por el municipal”, explicó el poblador, quien fuera cercano al activista, considerado como uno de los principales opositores a la construcción y operación de la planta termoeléctrica de Huexca.
Concluido el trabajo, los colabores dedicaron su esfuerzo a la memoria de Flores Soberanes.
Se trata de un proyecto de bioconstrucción que es fiel a la identidad indígena de Amilcingo, perteneciente al municipio de Temoac, y que también es amigable con el medio ambiente, según afirmó Velázquez.