"De a 10 y 20 los cubre bocas, pásele cuál le doy, barato barato", gritan de lejitos los pocos comerciantes que se resisten a ser retirados de la calle Guerrero, en el primer cuadro del Centro Histórico de Cuernavaca; ya no se acercan a las personas como en el pasado, también usan su cubre bocas "por si las moscas", pues enfermarse para ellos no es opción ya que no tienen si quiera un servicio médico.
Miguel hace unos meses se dedicaba a la venta de bolsas de mujer y algunas carteras, pero la pandemia lo ha obligado, como a todos, a guardarlos para darle paseo a la venta de productos "esenciales".
Entre semana vendo unos 50 cubre bocas, pero el sábado y domingo no hay casi nada de ventas, por mucho en los dos días vendo unos 25 las ventas realmente muy bajas a penas para sacar el día.
Cuando llega los policías los pocos comerciantes tienen que cargar sus armazones y moverse constantemente pues les piden retiren.
No podemos hacer otra cosa, tenemos que vender y por eso nos movemos, somos ya muy pocos los que seguimos aquí si te fijas somos como diez por mucho, antes eramos unos 50 en el centro.
Los perfumes "originales", las "pashimas", las bolsas para dama, el maquillaje "MAC", las diminutas savilas o cactus, los tacos de cesos con "salsa Valentina", y las "guajolotas", se extrañan en el Centro de Cuernavaca.
A veces nos invitan de comer o vamos a traer comida al mercado también eso es difícil, porque no nos alcanza para andar comprando donde sea y aparte esta todo cerrado.
Los vendedores de películas "piratas" también sobreviven a los embates de la pandemia, con menos "personal" pero siguen en la misma cuadra en donde hace unos meses se colocaban, la mayoría ya no esta, las banquetas están mas libres como si la pandemia hubiera hecho lo que las autoridades municipales no que es retirar a los informales.