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El viacrucis de la Catedral fue una representación con pasajes y sentimientos actuales, en cada una de las 14 estaciones se habló de la violencia, de las desapariciones, de las muertes de mujeres y de los problemas que muchas parejas han superado al acercarse a la iglesia. La procesión la encabezó el obispo Ramón Castro, que salió de la catedral, caminó por avenida Morelos, Matamoros e Hidalgo.
La gente llegó a la catedral recién abierta, apenas despuntaba el sol y los participantes se encontraban listos, previamente hubo asignaciones. Adentro únicamente esperaron 10 minutos al obispo Ramón Castro. Primero la cruz, después el obispo, dijo el coordinador.
La procesión salió a paso lento, la policía de tránsito vigiló el caminar de cantos y bendiciones, "pidamos al señor Jesus para que con esta peregrinación nos ayude a renovar el corazón", insistió el prelado. Los católicos iban identificados la cruz que el vaticano entregó a la Diócesis de Cuernavaca iba adelante cargado por seminaristas y diaconos.
El recorrido de las 14 estaciones fue de casi cuatro horas. Visitantes del centro de Cuernavaca así como los automovilistas fueron sorprendidos por el cierre momentáneo de calles. Al concluir en la Catededral y previo a la finalización de la procesión con las últimas siete palabras de Jesús en la cruz, el obispo, hizo notar que el viacrucis que enfrentó Jesús en la cruz, es parte de la vida de los hombres y mujeres porque han caído y levantado como ocurrió con Jesús.
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