Pese a que sacerdotes han sido víctimas de ataques en distintos puntos del país, no han solicitado seguridad especial, sino que exigen a las autoridades que se trabaje más en la cultura de la paz, según señaló el vicario general de la Diócesis de Cuernavaca, Tomás Toral Nájera.
Comentó que a raíz de que ocurrió el asesinato de unos sacerdotes jesuitas en Chihuahua, se alzó la voz y se empezó a orar más.
"Esta situación del intento de asesinato del arzobispo y también el asesinato de sacerdotes, a partir de ese momento hemos tenido cada mes estas jornadas de oración por la paz en nuestro país y en cada una de las diócesis", expresó.
Tomás Toral comentó que es importante reconocer cómo recrudece la violencia en todos los ámbitos.
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En otros años no se pensaba que se atentaría contra un sacerdote, pero hoy ven que la violencia ya ha traspasado lo sagrado.
Señaló que esta situación los ha llevado a prevenir y formar en una cultura de la paz.
"Ayudarnos a todos a reconocer que estamos viviendo estos tiempos tan difíciles y violentos, que nadie se salva y es importante no acostumbrarse a la violencia", dijo.
Llamó a las autoridades y a todas las partes a hacer su trabajo y reconocer que el recrudecimiento de la violencia no permite vivir en paz.
El vicario señaló que no han considerado contar con seguridad especial.
"No es nuestro afán, no es nuestro papel. El papel del sacerdote es ser un pastor y, sobre todo, ser un testigo de Cristo en todos los ámbitos".
Finalmente, consideró que las autoridades deben brindar y garantizar la seguridad a todos los ciudadanos.
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