La primera vez que Rosaura trajo al mundo a un niño, tenía apenas16 años. Lo recuerda muy bien: aquel momento cambió su vida para siempre: transportar a un nuevo ser de la oscuridad a la luz, decirle a su madre “es niño”, o bien, “es niña”, y estar ahí para ponerlo en sus brazos, y sentirse satisfecha por haber hecho bien el trabajo. Era 1981 en el pueblo de Xoxocotla, Rosaura creyó que podría ser partera por el resto de su vida.
Pero los tiempos han cambiado. Actualmente, muy pocas mujeres confían en dejar la vida de sus hijos en las manos de mujeres como Rosaura, una especie en peligro de extinción.
Hasta el año pasado contábamos con una pequeña ayuda para nuestros transportes, pero ahora ya no, nos lo quitaron, y muchas parteras se han ido separando porque ya no hay dinero para ir a capacitarnos. No sabemos si ya no servimos, o qué, se pregunta Rosaura, quien hoy tiene 54 años.
Cuando en otros tiempos el pueblo de Xoxocotla era abundante en parteras tradicionales, actualmente sólo quedan 10 de ellas. Y cada vez son menos.
Personas diferentes
Ahorita, mijita, ya va a pasar el dolor que sientes, ya va a nacer tu bebé y lo vas a conocer.
Dicen que las personas que nacen con una partera tienen una personalidad distinta que las que lo hacen por medio de cesárea. Que son más fuertes.
Yo tengo tres hijos. Dos nacieron por cesárea. Y mi hija, la de en medio, nació con partera y en casa. Y este hecho hizo de manera muy diferente la personalidad de mi hija y mi salud. Mi cuerpéreo lo viví de una manera muy diferente, relata una mujer que ha vivido la experiencia del parto tradicional en Morelos.
Dicen que las parteras pueden convertirse en las personas más cariñosas del mundo. Que llenan de apapachos y cariño al bebé y a la madre.
Lo cierto es que, tratándose de embarazos de alto riesgo, los alumbramientos con partera no son lo más recomendable: actualmente, las autoridades de salud prohíben a las parteras atender los embarazos de mujeres de más de 36 años de edad.
Antes atendíamos mucho, ahorita más poco, porque las vamos remitiendo al hospital. Salubridad nos dice que sólo podemos atender partos de mujeres de 18 a 36 años de edad, pero de ahí en adelante tenemos que mandarlas al hospital, explica Celia Barba, una mujer de 62 que empezó a atender partos cuando tenía 27.
Parteras certificadas
Hacia 2016, el estado de Morelos contaba con 226 parteras certificadas. El trabajo de estas mujeres, que hoy trabajan de la mano de la Secretaría de Salud del estado, ha cambiado mucho: actualmente, las parteras tradicionales no sólo están obligadas a llevar un control prenatal de sus pacientes y mantener informadas a las autoridades de salud, sino que también toman capacitaciones de forma constante.
Ahora nos sancionan; cuando todo sale bien no hay problema, pero si se nos complica sí nos están llamando la atención, así que tratamos de hacer no complicar las cosas y de referir a tiempo a todas las pacientes con problemas al hospital, explica Rosaura.
"¿Y alguna vez se le ha muerto un niño?", le pregunto.
Hasta ahorita no he vivido pérdidas. Con los cursos de capacitación que llevamos podemos referir a tiempo, si detectamos un problema en la madre o el recién nacido lo referimos inmediatamente al hospital, lo dejamos en manos de los médicos, responde.
Mujeres indígenas
Rosaura heredó el ser partera de su abuela, una mujer que atendió infinidad de partos en el pueblo. Actualmente, el trabajo de estas mujeres persiste principalmente en las comunidades rurales e indígenas de la entidad. En comunidades como Xoxocotla, Hueyapan, Coatetelco y Tetelcingo, las mujeres no han perdido la confianza en su trabajo.