El color de piel, las creencias religiosas o políticas, no dominar el idioma principal que se habla en un país determinado, ser hablante de una lengua materna, la condición socioeconómica o física, preferencia sexual, por razones de género o ser extranjero, son motivos de discriminación.
La historia de la humanidad da cuenta de esta situación que, sin embargo, es una problemática que persiste en el siglo XXI. Los actos discriminatorios se presentan cotidianamente en cualquier sitio; incluso en México los integrantes de los pueblos originarios se sienten “extranjeros” en su propio país, en especial si no se pueden comunicar con el resto de la sociedad al no hablar español.
Con el fin de concienciar y sensibilizar a la población mundial sobre la diversidad, la tolerancia y la inclusión, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 1 de marzo como el Día Internacional de la Cero Discriminación, basándose en el Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, señala que todas las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
“Esta conmemoración se inscribe en el principio de igualdad, reconocido desde el siglo XVIII en la declaración de Virginia en los Estados Unidos, y que busca crear conciencia a partir de acciones positivas para que este derecho sea efectivo. La lucha del ser humano ha sido por su reconocimiento, y de ahí que principios como la libertad y la igualdad sean el eje transversal de lo que conocemos como dignidad humana”, afirma Luis Raúl González Pérez, coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH) de la UNAM.
La dignidad humana, aclara, está intrínseca por el hecho de ser personas, es algo que nos iguala e identifica como tales y es la que prevalece en el principio de igualdad, por eso nadie puede ser discriminado por motivos de raza, religión, nacionalidad, sexo o forma de vestir. Además, parte de una buena convivencia social pacífica y tranquila son los principios de tolerancia, que es respetar el pensamiento de los demás.
El especialista refiere que este día conmemorativo busca que el mundo tome conciencia de que todavía son muchos los desafíos para alcanzar esa dimensión, porque no basta que la ley diga que todas las personas son iguales frente a ella, sino que las naciones deben generar las condiciones para que sea efectiva. Esos derechos deben ser plenos y extendidos para todos y todas, para que la sociedad sepa sus alcances, y haga un mejor ejercicio y exigibilidad de ellos.
González Pérez indica que de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación de 2017, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 20.2 por ciento de la población de 18 años y más declaró haber sido discriminada en ese año. Los motivos más frecuentes fueron la apariencia (51.3%), las creencias religiosas (32.3%) y el género (29.5%) para las mujeres; en tanto que para los hombres son la apariencia (56.5%), la manera de hablar (27.7%) y la edad (26.9%).
Discriminación por condición de salud
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) elaboró un documento que aborda el estigma y la discriminación en temas de la Covid-19, basado en experiencias y lecciones obtenidas de la pandemia por el VIH, infección que está presente desde hace 30 años y con ella un historial de discriminación.
Establece que cuando se promueve o genera la estigmatización en ciertas infecciones, como el sida o la Covid-19, evita que las personas enfermas lleguen a los servicios de salud para recibir la atención adecuada, ya que existe un prejuicio, que ellas mismas se apropian, en el sentido de que si lo comentan serán señaladas socialmente.
“La Covid-19 es muy semejante a lo que se experimenta con la infección por VIH, ya que ambas tienen una relación directa con las relaciones sociales e interpersonales, y han evidenciado las desigualdades que poblaciones alrededor del mundo presentaban desde hace tiempo y habían sido ignoradas. Las enfermedades no solamente son un tema biológico, sino que tienen una determinación social, por lo que el abordaje de la salud-enfermedad conlleva obligatoriamente a ver el contexto social en el que éste se lleva a cabo”, asegura Juan Carlos Mendoza Pérez, académico de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Con información de la UNAM