En el balneario de Agua Hedionda, en Cuautla, Morelos, es conocido el único mural que realizó Olga Costa, pero lo que pocos saben es que una parte de él fue hecha por su esposo, el pintor José Chávez Morado.
El mural "Motivos sobre el agua" presenta visiones de los autores sobre el líquido: uno marino y otro referente a Cuautla, área de manantiales subterráneos.
Los murales fueron un encargo del Banco Nacional de Obras al Taller de Integración Plástica (TIP) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), taller fundado por Chávez Morado en 1948 y situado en el edificio de la Ciudadela, en la ciudad de México para apoyar y estimular a los alumnos de las escuelas profesionales de pintura y escultura del país, a quienes se otorgaba una beca simbólica.
A sus becarios les daba “oportunidades de trabajo y crítica, para que desarrollaran obras de seriedad técnica y estética”.
En el encargo de Banobras para Agua Hedionda, la comisionada fue Olga Costa, entonces alumna del TIP.
La posible causa por la que José Chávez Morado no mencionó que fue autor de la mitad del mural, quizá haya sido para no restar importancia a la obra de su esposa y colaborar con ella para impulsarla en la creación de su primera obra monumental.
El Balneario Agua Hedionda fue diseñado en 1928 por Hannes Meyer, último director de la Bauhaus, quien llegó a México debido a la segunda guerra mundial.
El mural es muy largo y de forma irregular. Parecen varios murales hechos con grandes placas de mosaico vidriado, colocadas sobre una superficie azul. El mosaico era una técnica poco usual en el Taller de Integración Plástica, pero muy conocida por José Chávez Morado, quien había estado en Italia para conocerla y aplicarla en sus murales.
El mural de Agua Hedionda abarca toda la fachada interior del primer nivel, donde se ubica la entrada principal y se divide por la puerta de la misma. El de la derecha es innegablemente de Costa, mientras que el de la izquierda es de Chávez Morado.
Su ubicación permite que la obra pueda observarse desde la alberca y los jardines.
Olga Costa hace referencia al mundo marino, mitológico y femenino, a través de las sirenas, de tipo artesanal, que recuerdan a la alfarería mexicana.
Se trata de tres parejas de enormes sirenas que parecen modeladas en barro. Por el color de su piel y el gorro que cubre sus cabezas, parecen representar a diversas razas.
El mural inicia con un diseño que simula una ola, de la cual sale un caracol prehispánico que conjunta los elementos agua, viento y tierra, que desciende por el muro y se une a la primera placa, de la cual surgen las primeras sirenas.
El mural de José Chávez Morado es reconocible por su particular código; tiene la misma estructura que el de Olga Costa, pero de su lado son tres placas de mosaico. Chávez aborda los motivos acuáticos que le dan el título a la obra, pero desde un enfoque de identidad.
Es decir, se trata de símbolos y signos asociados con en el pasado prehispánico, lo que hace suponer que se trata de una interpretación de los orígenes de la ciudad de Cuautla, pero sus dibujos simulan ser pictogramas prehispánicos.
El siguiente mosaico es más extenso y su alusión iconográfica a los códices es más clara. En ese espacio, Chávez Morado diseñó un enorme lago alimentado por un ojo de agua que sale de un cerro, aludiendo así a las aguas termales que surten al Balneario, provenientes de un manantial, alimentado a su vez por el deshielo de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
En el último mosaico está otra representación de Cuautla, como lugar de águilas, donde una de ellas devora a la serpiente, de manera similar a la fundación de México-Tenochtitlan. La imagen del águila es parecida a la de los códices.
El mural fue colocado por técnicos de la fábrica de Mosaicos Italianos de México, S. A., para el Taller de Investigación Plástica del INBA.