La Escuela de Teatro, Danza y Música de la UAEM abrirá sus puertas este 1 y 2 de noviembre para celebrar el Día de los Muertos con un recorrido al inframundo de los Mexicas "Viaje al Mictlán" en el cual se representarán los nueve niveles del antiguo mundo de los muertos.
El viaje dará inicio a las 18:00 horas, y a partir de las 19:00 hasta las 21:00 horas habrá concursos de catrinas elaboradas por los alumnos de la universidad, y una fiesta dancística en la que participarán grupos de danza prehispánica, folclórica y música popular.
La entrada será libre a todo público.
Con el objetivo de rescatar las tradiciones de nuestros antepasados y honrar la memoria de nuestros muertos, los alumnos de esta escuela y las autoridades correspondientes te invitan a recorrer las costumbres ancestrales del México antiguo, donde el caminar después de la vida significa volver a florecer.
Después de concluir el trayecto por el Mictlán los visitantes podrán disfrutar de un espectáculo a cargo de la compañía de danza Mexica y danza Cuauhnáhuac, así como conocer el baile del Ocelotl o el "guerrero jaguar azteca" y de la danza del Mictlán.
Para nuestros antepasados, el hombre trascendía a niveles superiores a través de la muerte y por ello, en su cosmogonía existían nueves mundos diferentes en el inframundo: El Chiconahuapan o el hogar de los perros, donde al lado de un caudaloso río un Xoloitzcuintle ayudaba al muerto a cruzar al otro lado. Tepectli Monamictlan, el lugar de los cerros que se juntan; Iztepetl, el cerro de obsidiana; Itzehecayan, un monte donde siempre caía nieve; Paniecatacoyan, el lugar donde la gente vuela, aquí los muertos perdían la gravedad y eran arrastrados a merced de los vientos. Timiminaloayan, el lugar donde la gente es flechada; Teocoyohuehualoyan, lugar donde los jaguares se comían el corazón de las almas. Izmictlan Apochcalolca, laguna de aguas negras, aquí los muertos se liberaban completamente del cuerpo; y Chicunamictlán, lugar donde el alma debía atravesar las nueve aguas de un amplio río hasta llegar a Mictlantecuhtli, el Dios de los muertos.
Nuestros antepasados vivían día con día entre el equilibrio de la vida y la muerte, entendían muy bien el ciclo de el nacimiento y el cambio, medían los ciclos por veintenas y cuando nacía la gran flor de Cempasúchil, flor de veinte pétalos, nuestra gente agradecía a la tierra por los nuevos frutos. Durante esta época adornaban las casas para la llegada de un nuevo equilibrio.
En la veintena de los muertos les celebraban a los niños y adultos fallecidos colocando ofrendas y realizando varios festejos en honor a los difuntos.