Víctor Manuel Contreras Vázquez, es originario de Jalisco, pero morelense por adopción y sus obras son un legado para la ciudad capital, entre ellas destaca la Paloma de la Paz, que se convirtió en un símbolo para quienes llegaban a Cuernavaca.
Esta pieza al norte de la ciudad, es uno de los lugares más transitados, pues la glorieta en la que fue colocada es el cruce entre dos principales avenidas: Heroico Colegio Militar y Domingo Diez, a su vez también es el entronque hacia la Autopista México - Cuernavaca.
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Dicha obra fue inaugurada por el presidente de México José López Portillo en la década de los 70s y 80s, incluso ameritó un premio en Bruselas, Bélgica en 1975.
Si se observa de frente es una paloma con las alas desplegadas, pero por la parte de atrás parece una semilla, la cual simboliza, "la semilla" que se necesita en la tierra para tener paz, declaró el autor en su momento.
Además de esta escultura, otra de sus obras es “La Madre y el Niño”, pieza que le dedicó a su madre Trinidad Contreras Sánchez. Tiene una forma circular y se observa que son dos personas las que están unidas al tomarse las manos, esta pieza que fue colocada frente al Chapitel de El Calvario. En el caso de esta escultura existen otras piezas originales en diferentes ciudades del país, una de ellas Chilpancingo.
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La última obra que donó Víctor Manuel Contreras a Cuernavaca, fue “Quetzalcóatl, eje de las culturas mesoamericanas”, que se encuentra en una pequeña glorieta entre las avenidas Río Balsas y Río Mayo de la colonia Vista Hermosa.
El 19 de marzo de 2022, el municipio junto al artista inauguró la escultura que mide 4.5 metros de altura por 60 centímetros de ancho. Realizada en bronce rojo, simboliza la identidad de los pueblos precortesianos, indicó Víctor Manuel en aquella ocasión.
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