Después de la Segunda Guerra Mundial, a mediados del Siglo XX, algunos de los veteranos descubrieron que no podían vivir sin la adrenalina que habían sentido durante los combates. Sabiendo bien que el conflicto había terminado, ese impulso los llevó a darle forma a los primeros motoclubes que existieron en la historia, y cuyo legado permanece vigente hasta la actualidad.
Unidos por la pasión de andar en moto, los bikers de hoy no son excombatientes.
De hecho, en muchos de estos casos se trata de personas con una profesión y carreras ya hechas, que llevan la mayor tiempo una vida tranquila, excepto cuando se ponen la chamarra y el casco, y salen de casa para vivir el ímpetu de rodar.
Wolverine
En Morelos, Wolverine se ha convertido en un personaje clave para entender el fenómeno biker. A sus 46 años, este hombre ha asumido la representación de los motoclubes de la entidad, y ha logrado estrechar los lazos, hasta hace poco rotos, con las autoridades del Gobierno y el Ejército mexicano, por medio de un plan de colaboración a favor de la paz.
Altruismo sobre ruedas
A través de las décadas, los bikers han sido objeto de un proceso de estigmatización por parte de la sociedad, pues en muchas ocasiones se les suelen atribuir actos vandálicos o se les califica como delincuentes. Lo cierto, según explica Édgar, es que los motoclubes llevan a cabo, y con mucha frecuencia, campañas altruistas con las que ayudan a familias de escasos recursos, o a personas con discapacidad.
Los bikers somos gente común y corriente que puede meter las manos al fuego por todos sus compañeros, dijeron .