Fue el protagonista de la primera película mexicana en ser nominada al Oscar. En el cine y la televisión dio vida a Francisco Gavilondo Soler (Cri-Cri) y a Porfirio Díaz. Interpretó obras de Shakespeare en los sesentas, la que él considera como la época de oro del teatro mexicano. Pero hoy, a sus 95 años de edad, el primer actor Ignacio López Tarso lamenta que el cine y la televisión lo hayan olvidado, cuando todavía quiere seguir trabajando.
“El cine me ha olvidado en los últimos años, no me requieren, no me llega ningún ofrecimiento importante, ya ni la televisión”, afirmó este fin de semana durante la visita que hizo a Yautepec, municipio morelense donde celebró los 20 años de vida de la compañía teatral “Los Paisas”, a cuyos integrantes les ofreció una clase maestra acompañado por su hijo, el actor Juan Ignacio Aranda.
Trabajo, el secreto de la longevidad
En un hotel ubicado a cinco minutos del centro de Yautepec, donde se hospedaron discretamente, ambos actores recibieron a los integrantes de la compañía “Los Paisas” y a un grupo de reporteros morelenses. Cálido y gentil, el protagonista de “Macario” (Roberto Gavaldón, 1960) aseguró que el secreto para haber llegado a los 95 años y estar en condiciones de seguir actuando ha sido, precisamente, el trabajo.
“Si no hubiera trabajando tanto como lo he hecho en estos 71 años (de carrera) ya me hubiera muerto, estoy seguro. Y a los 95 años todavía quiero encontrar grandes personajes en el teatro, los hay; lo que no hay son empresarios, lo que ya se acabó son las grandes empresas del teatro”, dijo.
El actor y su hijo coincidieron en que la clave para quienes aspiran a convertirse en actores profesionales es el trabajo constante:
“Estudien, no hay otro camino, que trabajen, la carrera de teatro es muy interesante, muy hermosa, pero hay que trabajar mucho”, aconsejó a los integrantes de “Los Paisas”, compañía que dirige Patricia Lara Santín, quien fungió como moderadora de la clase maestra.
De bracero a actor
En la entrevista que ofreció a los reporteros, Ignacio López Tarso rememoró las facetas que vivió antes de decidir ser actor. En su juventud, cuando se desarrollaba la Segunda Guerra Mundial, el actor pasó cerca de un año viviendo de cuartel en cuartel, mientras prestaba su servicio militar. Posteriormente fue contratado para trabajar como bracero en los Estados Unidos, de donde tuvo que volver a México a causa de una fractura que sufrió en la espina dorsal. Tras la operación que corrigió la fractura todo fue actuar. Lo ha hecho en el teatro, en el cine, telenovelas y hasta en proyectos de doblaje. Por si fuera poco, tiene un amplio catálogo de grabaciones de corridos.
“He hecho giras diciendo corridos, he hecho presentaciones personales en muchas ciudades y países. He tenido la fortuna de tener una vida profesional muy activa, de manera que ha sido para mí muy estimulante mi carrera, me gusta mucho, la he disfrutado mucho, le he sacado muy buen provecho”.
Después de la clase maestra, padre e hijo acompañaron a Patricia Lara a la plaza cívica de Yautepec, donde, acompañados por el presidente municipal Agustín Alonso Gutiérrez, develó la placa del vigésimo aniversario de la compañía teatral.