El edificio construido en 1949 es emblema del centro dela ciudad
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Vecinos de la Torre Latinoamericana urgieron nuevamente a lasautoridades municipales, estatales y federales, el retiro delescombro, producto del derrumbe de tres pisos del edificio duranteel sismo del 19 de septiembre; ya que el material representa unriesgo de mayores derrumbes y sigue provocando daños al edificioconstruido en 1949.
En la Torre Latinoamericana se mezclan el olor a escombro con elenojo, la desesperanza y los ecos del arrojo que los vecinos ytrabajadores mostraron el 19 de septiembre, día del sismo quederribó la parte superior del edificio emblema del Centro deCuernavaca, cuya reconstrucción costará alrededor de 50 millonesde pesos que los vecinos no tienen.
José Antonio Gumbler, tesorero del inmueble y residente de latorre, explicó que todas las autoridades a las que han acudido leshan atendido “pero no nos han resuelto, y el escombro cada díacausa mayor daño, hemos tenido desprendimientos en los últimosdías, y nadie resuelve”.
En rueda de prensa organizada en el tramo de la Calle Degollado,cerrado desde el 19S, frente a lo que fuera la entrada de la Torre,Gumbler recuerda que los especialistas de la Secretaría deDesarrollo Agropecuario, Territorial y Urbano (Sedatu) del Gobiernofederal acudieron desde hace más de una semana a inspeccionar elsitio para estudiar el proceso de retiro del escombro, pero novolvieron.
En ese sitio, a unos metros de donde “el torreón” deledificio cayó sobre uno de los departamentos y luego se proyectóvuelto escombro haciendo evidente para todos la magnitud deldesastre del sismo en todo el estado, Gumbler muestra el documentoen que el Ayuntamiento de Cuernavaca se comprometió, hace más detres semanas, a gestionar con la Sedatu el retiro del escombro.
Lo cierto es que poco a poco el entusiasmo que concentró a lagente cerca de la Torre, la tarde del 19 de septiembre, se hadiluido y los vecinos de 63 departamentos fueron abandonados portodas las autoridades.
Antes de iniciar el obligado recorrido por el edificio, algunosvecinos nos dan la bienvenida y explican su situación. “Vivo conmi hermana, pero ya no me aguanta”, dice uno de ellos después deadvertir que enfrenta la tragedia con toda la risa que puede“porque si no, qué hacemos”.
Vemos el catre con que uno de los residentes extranjeros deledificio ha improvisado una habitación muy cerca delestacionamiento. Entre ellos bromean, ofrecen agua embotellada,porque es lo único que pueden ofrecer desde hace siete semanas quefueron cortados agua, gas y energía eléctrica.
Ese día, el del sismo, supuestos rescatistas saquearon elnoventa por ciento de los departamentos que aún estaban en pie,dice uno de ellos “en mi puerta aún están las huellas de laspatadas que dieron para abrirla, se llevaron mi computadora, miinternet, todo lo que pudieron”, afirmó. Otra vecina leinterrumpe, “en la noche del 19 hasta a uno uniformado depolicía tuvimos que sacar de acá porque estaba robando”.
Y explican la situación. “Salimos del edificio y los deProtección Civil de Cuernavaca nos hicieron irnos hasta allá(señala la esquina de Álvaro Obregón), nos dijeron que se iba acaer y que a lo mejor con las réplicas. Cuandoestábamos hasta allá, vimos que entraban como cincuenta personassin uniformes, pensamos que eran rescatistas y hasta lesaplaudimos, luego vimos que les aplaudimos porsaquearnos”. El tamaño del saqueo es enorme, más decincuenta departamentos perdieron, “lo que podían cargar”. lossaqueadores Más de un millón de pesos en pérdidas por el saqueo,que no son nada comparados con lo que costará lareconstrucción.
Sólo de instalación eléctrica será un millón y medio depesos, para echar a andar los elevadores unos cinco millones,adelanta Gumbler. “Tenemos que decidir si reconstruimos ovendemos, la reconstrucción nos va a costar entre 40 y 50 millonesde pesos que no tenemos”, explica.
Pero esa decisión será para otro momento. Ahora lo queinteresa es que se retire el escombro, es urgente por la seguridadde la gente, porque en caso de un derrumbe mayor del enormeedificio podría haber mayores desgracias. También es urgente parapreservar un edificio que es emblema de Cuernavaca y cuyo valor esincalculable como parte del pasado reciente de la ciudad, pese alabandono en que hoy se encuentra.