Viven la fe guadalupana en Cuautla

Cada 12 de diciembre, la comunidad católica celebra la aparición de la Virgen a Juan Diego. En algunos casos, los festejos comienzan en noviembre

Óscar García | El Sol de Cuautla

  · lunes 12 de diciembre de 2022

Cortesía | Grupo Guadalupano de Cuautla

Como cada 12 de diciembre, el fervor guadalupano se hace presente entre los fieles católicos de cada rincón de México para celebrar la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego.

En Cuautla como en muchos recintos religiosos del país, en hogares, centros de trabajo, calles y mercados se venera a la Guadalupana con novenarios que inician el 3 de diciembre para concluir el día 12.

De acuerdo con la tradición católica, en esta fecha se acostumbra a vestir a niñas y niños con trajes de inditos para recordar aquella aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego, en el cerro del Tepeyac.

La Gualupita


En el centro de Cuautla existe un recinto católico dedicado a la Virgen de Guadalupe. Es la capilla de Gualupita. Esta edificación forma parte de uno de los Monumentos Históricos de la ciudad; fue construido en el año 1603, en pleno inicio del siglo XVI.

La antigua edificación dañada por el devastador temblor de 2017, a la fecha ha sido restaurada en casi un 80 por ciento por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Sin embargo, fue reabierta al público en 2021, justo para rendirle su novenario a la virgen.

“Aquí nuestra celebración inicia desde noviembre, 40 días antes del 12; se peregrina los nueve días con la Virgen por las calles de las comunidades de alrededor, como la colonia Burgos y parte del centro, después llegamos aquí a la capilla donde se continúan los rosarios todos los días terminando el 2 de diciembre”,
indica Ángeles Pacheco Jiménez, presidenta del Grupo Guadalupano perteneciente a la Parroquia del Señor del Pueblo, conformado por 10 integrantes, todas mujeres, y algunos niños que se empiezan a integrar.

Para el día 3 de diciembre, agregan, “se inicia con el novenario que se hace con las misas; es decir se hace un prefestejo a la Virgen de Guadalupe que se prolonga hasta el día 12”.

“Todas continuamos con esta devoción a nuestra santísima Virgen por convicción, porque somos católicas y porque nuestra creencia hacia la Virgen de Guadalupe es firme”, dice Georgina Mujica Castillo, quien agregó que “cada viernes del año se hace un rosario a las 5 de la tarde y los días 12 de cada mes le realizamos una misa a la Virgen conmemorando el 12 de diciembre que es el día de su festejo”.

Recuerdan que el primer grupo Guadalupano que se creó hace más de 20 años para venerar a la morenita del Tepeyac lo organizó Flor Torres, quien sigue participando, aunque sólo en los festejos principales. “Ella y su familia adornan la capilla con flores, desde el 9, que es el día de San Juan Diego, y el 12, que es el festejo principal”.

Tras la creación de aquel primer grupo “fue como se reabrió esta capilla que estuvo cerrada por muchos años; desconocemos la razón, pero fue gracias a la señora Flor que se reabrió y todos estos más de 20 años se ha venido trabajando para darle mantenimiento, con todos los gastos que significa tener abierto, aunque sea algunos días al año.

“Estamos en una capilla histórica cuya campana de la época de la Independencia es la que ahora se encuentra en el Palacio Municipal de Cuautla; aquí todo esto era el pueblo de Xochitengo en aquellos años y el Señor del Pueblo sale de aquí de esta capilla, por eso se le conoce como el Señor del Pueblo de Xochitengo”,
indican.

Pese a que el INAH no ha concluido su reparación, “se decidió abrirla; le hemos hecho nosotros algunos trabajos como la pintura del guardapolvo del edificio, la puerta de madera, que es única y original, pero sí le faltan muchos detalles importantes como la bóveda de la capilla, donde se encuentran escritas algunas letras que pertenecen a un canto muy característico hacia la Virgen que urge que se reparen antes de que el tiempo las borre, al igual que una pintura que tiene el manto de la Virgen que todavía se alcanza a apreciar en algunas partes”.

Las integrantes se mantienen en ese pie de lucha porque dicen, su fe es grande hacia la virgen Guadalupana.

Irene, Alicia e Isabel González Rosas,
todas ellas hermanas, María Elena Fernández Barrera, Diana Sánchez Campos, Gracia Carrillo y Martha Ayala, complementan ese grupo que busca seguir creciendo para mantener la capilla en mejores condiciones.

La Virgen lo sacó de las drogas


Abel Salvador es paramédico y trabajador municipal en Cuautla. Narra que gracias a la Virgen se apartó del terrible camino de las drogas en el que cayó y que prácticamente le destruyó la vida.

Hoy a sus 52 años se ha regenerado totalment
e y en agradecimiento al favor recibido es servidor en la parroquia del Señor del Pueblo.

Su regreso al buen camino, dice, le ha permitido seguir estudiando para recibirse como paramédico hace algunos años en la Cruz Roja y se ha seguido preparando en este ámbito de la asistencia médica especializándose como fisioterapeuta, por lo que ha adquirido con gran esfuerzo equipo para el tratamiento de lesiones.

"Desde siempre crecí sin un padre, solo mi madre quien falleció cuando tenía 12 años y fue como caí en el abismo de las drogas. Desde los 6 años ayudaba a uno de mis cuatro hermanos a bolear zapatos y en esa vida de calle fui presa de las malas compañías, las que me llevaron por el mal camino.

“Cuando ya no tenía a mi madre la familia se desintegró, pero gracias a mi madre celestial, cuando toqué fondo, reencontré el camino. No fue coincidencia el haber nacido en una casa a escasos metros de la capilla de Gualupita, viví el ambiente de cada festejo guadalupano donde llegaba gente a regalar comida frente al parquecito que había y que hoy es la biblioteca Sitio de Cuautla. Llegaba mucha gente a cantarle a la virgen y todo eso era hasta amanecer y seguirla hasta llegada la noche del 12.

Estuve en ese ambiente porque mi mamá nos llevaba al festejo, hoy en su honor decidí cambiar de vida y tengo ya una década como servidor y adorador nocturno en la parroquia, además llevo mi mensaje a grupos de Alcohólicos y Drogadictos Anónimos para ayudar a la gente a dejar esos terribles vicios porque yo creo en el Dios vivo",
señaló.


Actos de fe:


Mi hijo, a las tres semanas de nacido estaba en incubadora y a punto de morir; vine a la capilla, se lo brindé en sus benditas manos a la Virgen de Guadalupe y bendito Dios se compuso mi hijo

María Elena Fernández



Desde niñas una señora nos traía a la iglesia vestidas de inditas y desde la puerta veníamos cantando en náhuatl, llegábamos a pedirle a la virgen que nos fuera bien, y siempre nos ha arropado

Hermanas González Rosas.


Gracias a mi madre celestial, cuando toqué fondo, reencontré el camino. No fue coincidencia el haber nacido en una casa a escasos metros de la capilla de Gualupita