Desde Tenancingo en el Estado de México, Gabriel Solano llega con toda su familia para vender sillas de madera con asiento tejido de palma, a un costado de la carretera Alpuyeca -Jojutla en el municipio indígena de Xoxocotla.
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Estos peculiares muebles era común encontrarlos en los hogares en los años 60 y 70, sin embargo, han sido desplazados por comedores por las grandes cadenas comerciales.
Un trabajo en equipo, hecho a mano
Gabriel Soto contó que viaja a Tenancingo para comprar el material para elaborar las sillas; las mismas que arma, teje, lija y pinta a mano.
Su esposa es su equipo de trabajo en la elaboración de las sillas, desde preparar la palma para tejer hasta su venta. Una vez que terminan un día de venta, regresan a su hogar para preparar nuevos ejemplares.
A sus sillas les ponen un toque especial con arreglos de flores de colores como rojo, azules, verdes y barnizadas en el respaldo. Los clientes también les piden diseños especiales como infantiles o rústicos.
¿Qué precio tienen las sillas?
Las sillas tienen el mismo precio que del año pasado, cada silla sin pintar les cuesta 450, ya pintadas las venden en mil 50 pesos el par, y una sola la venden en 550 pesos, son sillas que bien cuidadas duran hasta 20 años. Lo que se desgasta más es el asiento tejido de palma y el trabajo y palma para volverlas a tejer les cuesta 280 pesos.
Encuéntralos junto a la parada de la carretera Alpuyeca a Jojutla, frente a la bodega Aurrera en Xoxocotla.