/ lunes 1 de agosto de 2022

Emprendedoras: “Más hombres al hogar y más mujeres al sustento”

Las emprendedoras Juana Ramírez, Karen González, Adriana Duarte y Laura Tabares coinciden en que es necesaria una reconfiguración de los roles sociales en la que ellos también se hagan cargo del hogar y ellas del sustento

No sólo hace falta un cambio de paradigma en cuanto al emprendimiento femenino, más bien urge, coinciden emprendedoras.

Mientras más mujeres decidan educarse, abrir empresas y generar riqueza para los suyos, el país va a comenzar a cambiar su historia, refieren las emprendedoras Juana Ramírez, Karen González, Adriana Duarte y Laura Tabares.

El emprendimiento femenino en México presenta datos preocupantes, según explica la reconocida presidenta de la Asociación de Emprendedores de México y empresaria Juana Ramírez.

Existe –dice– todo un estado de las cosas privado, público y social que limita su existencia.

Te puede interesar: Por pandemia 4.6 millones de mujeres inician negocio propio

Por ejemplo, en el campo del financiamiento apenas el 2 por ciento de las inversiones que se hacen en empresas ocurren en emprendimientos fundados por mujeres.

Asimismo, sólo el 10 por ciento de los emprendimientos femeninos obtienen cualquier clase de financiamiento, incluido el bancario.

"La excusa de los fondos de inversión es que de cada cinco empresas una es fundada por mujeres, sin embargo esto debería poner la inversión en al menos un 20 por ciento del total", comenta.

Según explica Juana, esto se debe a que las empresas fundadas por mujeres son menos escalables por estar ligadas a sectores artesanales o informales.

Y es que la mayoría de mujeres que emprenden lo hacen por razones de subsistencia de ellas y de sus familias.

Karen González, cofundadora de Fitpass, empresa tecnológica con presencia en toda Latinoamérica, comenta que esto se observa en los perfiles de los emprendimientos femeninos, ya que son pocas las mujeres que han fundado o dirigen empresas tecnológicas y fintech.

En el caso de México, por ejemplo, sólo existe una empresa tecnológica valuada por arriba de los mil millones de dólares fundada por una mujer: Stori, de Marlene Garayzar.

"En los casos en los que sí se puede emprender es porque se les apoya", cuenta Karen, cuya empresa ha logrado levantar tres rondas de capital por dos millones de dólares.

Para ella, los casos de empresas exitosas en buena parte se deben a la experiencia de sus fundadores previa a emprender.

Se estima que una experiencia profesional de al menos 10 años al momento de emprender incrementa dramáticamente las probabilidades de éxito.

Es por esto que la falta de emprendimiento femenino es un subproducto de la poca participación femenina en posiciones de liderazgo.

Por ejemplo, se estima que el 80 por ciento de las startups son fundadas por hombres, otro 12 por ciento por hombres y mujeres, y el 7 por ciento restante solamente por mujeres.

Esta disparidad en las posiciones de liderazgo entre hombres y mujeres ocurre a pesar de una creciente generación de mujeres mejor formadas, explica Laura Tabares, directora ejecutiva de la empresa de marketing y comunicación digital Intuic, y country manager del programa de emprendimiento Unicorn Hunters, el cual lleva talleres enfocados para el emprendimiento femenino.

"Cada vez las mujeres tienen más grados de maestría y doctorados, sin embargo las posiciones de liderazgo se van a los hombres. Se cree que las mujeres trabajan por hobby una vez que cumplieron con lo socialmente impuesto", dice Laura.

Es por esto que para Juana existe una brecha real y profunda entre hombres y mujeres en cuanto al emprendimiento.

Como ejemplo, en la industria de la salud el 70 por ciento de la fuerza laboral está conformada por mujeres, sin embargo apenas el 6 por ciento de las posiciones directivas son ocupadas por ellas.

Es decir, aunque hay más mujeres participando en la fuerza laboral, están subrepresentadas en las posiciones de liderazgo.

Esta falta de liderazgo femenino –explica– inicia un círculo vicioso en el que las mujeres no se ven representadas y no encuentran los espacios para comenzar proyectos.

De acuerdo con Juana esto tiene implicaciones profundas para toda la sociedad, pues el emprendimiento femenino tiene la particularidad de que es un generador importante de bienestar social, ya que las rentas generadas por éste regresan al hogar para la educación y salud de la familia.


Te puede interesar: Apoyo a emprendedoras: ¿Ahora sí va en serio?

Sin tiempo para emprender

Para las entrevistadas, convocadas en torno al más reciente Consejo de Género de la Organización Editorial Mexicana, uno de los principales embudos para el emprendimiento femenino es la carga social con la que las mujeres deben lidiar.

La despensa, la comida, los hijos, la limpieza, la salud, el cuidado, los traslados. Todos ellos dejan poco tiempo para el emprendimiento.

"La mujer hace muchas más cosas que los hombres. El emprendimiento es 24/7 y cuando no se tiene el tiempo es complicado combinar las dos partes", refiere Karen González.

Por ejemplo en el caso de los emprendimientos fundados por hombres la principal razón para su fracaso es la falta de financiamiento. En cambio para las mujeres es la falta de tiempo.

"Esto es entendible en el contexto de una sociedad que se recarga en las mujeres para el cuidado del hogar, los enfermos (...) y los familiares

"Y si queda tiempo entonces sí pueden enfocar sus deseos y talento para el desarrollo de empresas", refiere Juana.


Laura explica que aunque la tasa de escolarización en México es del 98 por ciento, año con año se observa a niñas desertando sólo para ayudar en casa, pues se privilegia socialmente su formación como esposas antes que la de profesionistas.

Así, para las emprendedoras es necesaria una reconfiguración de los roles sociales en la que los hombres también se hagan cargo del hogar, y las mujeres del sustento.

"Los hombres también tienen una carga social, ¿no sería bueno quitarles esa carga de sostener la casa?", refiere Laura.

Para Sara Lovera, periodista y activista feminista, esto toma relevancia ante el contexto actual de incertidumbre económica y una muy probable recesión global.

Por ejemplo existen apenas 1 millón 600 mil mexicanas dueñas de pequeñas empresas. En tanto el trabajo doméstico no remunerado que las mujeres ejercen representa el 25 por ciento del PIB nacional.

A medida que más mujeres emprenden, las fuentes de ingreso y las oportunidades de empleo para toda una sociedad emproblemada se multiplican.

"Con la crisis, las mujeres deberían salvar la economía. Se debe incorporarlas como una estrategia en el sistema capitalista. Se necesitan los brazos de las mujeres".

De acuerdo con datos citados por Laura, las empresas dirigidas por mujeres tienen 55 por ciento más retorno de inversión que las dirigidas sólo por los hombres.

"Si vamos por puro negocio, nos conviene que esto sea equitativo, les conviene a los hombres compartir la responsabilidad".


El cambio es necesario

No obstante, empieza a presentarse un cambio generacional importante, según explica, Adriana Duarte, abogada, maestrante en administración y emprendimiento social, así como coordinadora de Extensión Universitaria de Universidad ORT México.

El emprendimiento femenino ha ido sofisticándose en la medida que ellas están mejor preparadas, incluso mucho más que sus contrapartes masculinas.

Asimismo las mujeres han probado ser un elemento indispensable para la recuperación económica al convertirse en algunos casos en la principal fuente de ingresos durante la pandemia. Esto, al mismo tiempo que se hicieron cargo del hogar.

"Con la pandemia los hombres se quedaron sin trabajo y las mujeres tomaron la decisión de emprender. Al mismo tiempo los hijos regresaron a las casas y no había guarderías".

Así, Adriana refiere que para continuar involucrando a la mujer en el mundo laboral se debe capacitar activamente a los hombres en estos temas.

Por ejemplo, en opinión de Juana, en ciertos casos los hombres aún replican actitudes que representan obstáculos para el emprendimiento femenino.

"No hay apertura masculina para hablar de negocios o replican costumbres que lo dificultan como hablar sobre ellos con una copa.

"Los hombres son obstáculos cuando no hablan de equidad. Se debe de tener conversaciones y debates para modificar esto. A los hombres que son líderes hay que preguntarles qué están haciendo en materia de equidad".

Te puede interesar: Resiliencia, la principal lección que dejó la pandemia a las emprendedoras

Karen refiere que un paso hacia adelante es comenzar a tratar a las mujeres como personas emprendedoras y no como mujeres que emprenden.

Hablarles sin etiquetas, preguntarles cómo levantar capital, no cómo cuidan la casa.

"Veo que las nuevas generaciones son hombres que han visto a sus mamás trabajar, que ya tienen hijas, que tienen hermanas en carreras técnicas. Hay esperanza para que los hombres se sumen más a la ecuación", opina Laura.

En opinión de Karen, las oportunidades para las mujeres emprendedoras han ido creciendo con los años y están ahí para aquellas que quieran tomarlas. Sólo hace falta "creérsela"

"Ya existen más oportunidades, la pregunta es quién se pone los obstáculos. Sí es difícil para las mujeres, pero hay que tomarlas.

"Los fondos de inversión, que en su gran mayoría están dirigidos por hombres, están abriendo las puertas para empresas de mujeres".

Sin embargo, coinciden todas, hace falta un cambio de paradigma también en la mentalidad femenina.

Laura se detiene a hablar del Síndrome del Impostor y cómo afecta prioritariamente a las mujeres, aquel en el que las personas de éxito dudan de la validez de sus logros.

Se estima que el 75 por ciento de las mujeres han tenido este síndrome durante su vida profesional.

"Es esa voz interna que nos dice que no somos suficientes, que nos van a descubrir, se van a dar cuenta de que mi éxito se debe a la suerte".

Esto viene desde la formación de las niñas en la que se les restringe a los roles preconcebidos para ellas.

"A las niñas las juzgamos, ellas son mandonas y los niños son líderes. Lo que pasa en la casa marca el autoconcepto de las mujeres".

Según refiere Laura, es por ello que las mujeres en posiciones de liderazgo tienen la obligación de inspirar a otras mujeres para seguir sus pasos y así hacer visible que el éxito es posible.

"Cuando llegas a este nivel de visibilidad, ya no es si quieres, tienen las obligación de inspirar para genera un círculo virtuosos"

Por esto es importante contar las historias de mujeres emprendedoras desde un punto de vista neutral, sin sesgos entorno a su sexo y centrándose en sus éxitos; deuda en la que los medios de comunicación tienen una responsabilidad fundamental.

"Necesitamos contar sus historias sin tragicomedias. Hablar sobre su éxito y cómo se aportan a la sociedad, poner ejemplos de cómo sí se puede.

"Que se hable de liderazgo nada más, no de liderazgo femenino".

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No sólo hace falta un cambio de paradigma en cuanto al emprendimiento femenino, más bien urge, coinciden emprendedoras.

Mientras más mujeres decidan educarse, abrir empresas y generar riqueza para los suyos, el país va a comenzar a cambiar su historia, refieren las emprendedoras Juana Ramírez, Karen González, Adriana Duarte y Laura Tabares.

El emprendimiento femenino en México presenta datos preocupantes, según explica la reconocida presidenta de la Asociación de Emprendedores de México y empresaria Juana Ramírez.

Existe –dice– todo un estado de las cosas privado, público y social que limita su existencia.

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Por ejemplo, en el campo del financiamiento apenas el 2 por ciento de las inversiones que se hacen en empresas ocurren en emprendimientos fundados por mujeres.

Asimismo, sólo el 10 por ciento de los emprendimientos femeninos obtienen cualquier clase de financiamiento, incluido el bancario.

"La excusa de los fondos de inversión es que de cada cinco empresas una es fundada por mujeres, sin embargo esto debería poner la inversión en al menos un 20 por ciento del total", comenta.

Según explica Juana, esto se debe a que las empresas fundadas por mujeres son menos escalables por estar ligadas a sectores artesanales o informales.

Y es que la mayoría de mujeres que emprenden lo hacen por razones de subsistencia de ellas y de sus familias.

Karen González, cofundadora de Fitpass, empresa tecnológica con presencia en toda Latinoamérica, comenta que esto se observa en los perfiles de los emprendimientos femeninos, ya que son pocas las mujeres que han fundado o dirigen empresas tecnológicas y fintech.

En el caso de México, por ejemplo, sólo existe una empresa tecnológica valuada por arriba de los mil millones de dólares fundada por una mujer: Stori, de Marlene Garayzar.

"En los casos en los que sí se puede emprender es porque se les apoya", cuenta Karen, cuya empresa ha logrado levantar tres rondas de capital por dos millones de dólares.

Para ella, los casos de empresas exitosas en buena parte se deben a la experiencia de sus fundadores previa a emprender.

Se estima que una experiencia profesional de al menos 10 años al momento de emprender incrementa dramáticamente las probabilidades de éxito.

Es por esto que la falta de emprendimiento femenino es un subproducto de la poca participación femenina en posiciones de liderazgo.

Por ejemplo, se estima que el 80 por ciento de las startups son fundadas por hombres, otro 12 por ciento por hombres y mujeres, y el 7 por ciento restante solamente por mujeres.

Esta disparidad en las posiciones de liderazgo entre hombres y mujeres ocurre a pesar de una creciente generación de mujeres mejor formadas, explica Laura Tabares, directora ejecutiva de la empresa de marketing y comunicación digital Intuic, y country manager del programa de emprendimiento Unicorn Hunters, el cual lleva talleres enfocados para el emprendimiento femenino.

"Cada vez las mujeres tienen más grados de maestría y doctorados, sin embargo las posiciones de liderazgo se van a los hombres. Se cree que las mujeres trabajan por hobby una vez que cumplieron con lo socialmente impuesto", dice Laura.

Es por esto que para Juana existe una brecha real y profunda entre hombres y mujeres en cuanto al emprendimiento.

Como ejemplo, en la industria de la salud el 70 por ciento de la fuerza laboral está conformada por mujeres, sin embargo apenas el 6 por ciento de las posiciones directivas son ocupadas por ellas.

Es decir, aunque hay más mujeres participando en la fuerza laboral, están subrepresentadas en las posiciones de liderazgo.

Esta falta de liderazgo femenino –explica– inicia un círculo vicioso en el que las mujeres no se ven representadas y no encuentran los espacios para comenzar proyectos.

De acuerdo con Juana esto tiene implicaciones profundas para toda la sociedad, pues el emprendimiento femenino tiene la particularidad de que es un generador importante de bienestar social, ya que las rentas generadas por éste regresan al hogar para la educación y salud de la familia.


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Sin tiempo para emprender

Para las entrevistadas, convocadas en torno al más reciente Consejo de Género de la Organización Editorial Mexicana, uno de los principales embudos para el emprendimiento femenino es la carga social con la que las mujeres deben lidiar.

La despensa, la comida, los hijos, la limpieza, la salud, el cuidado, los traslados. Todos ellos dejan poco tiempo para el emprendimiento.

"La mujer hace muchas más cosas que los hombres. El emprendimiento es 24/7 y cuando no se tiene el tiempo es complicado combinar las dos partes", refiere Karen González.

Por ejemplo en el caso de los emprendimientos fundados por hombres la principal razón para su fracaso es la falta de financiamiento. En cambio para las mujeres es la falta de tiempo.

"Esto es entendible en el contexto de una sociedad que se recarga en las mujeres para el cuidado del hogar, los enfermos (...) y los familiares

"Y si queda tiempo entonces sí pueden enfocar sus deseos y talento para el desarrollo de empresas", refiere Juana.


Laura explica que aunque la tasa de escolarización en México es del 98 por ciento, año con año se observa a niñas desertando sólo para ayudar en casa, pues se privilegia socialmente su formación como esposas antes que la de profesionistas.

Así, para las emprendedoras es necesaria una reconfiguración de los roles sociales en la que los hombres también se hagan cargo del hogar, y las mujeres del sustento.

"Los hombres también tienen una carga social, ¿no sería bueno quitarles esa carga de sostener la casa?", refiere Laura.

Para Sara Lovera, periodista y activista feminista, esto toma relevancia ante el contexto actual de incertidumbre económica y una muy probable recesión global.

Por ejemplo existen apenas 1 millón 600 mil mexicanas dueñas de pequeñas empresas. En tanto el trabajo doméstico no remunerado que las mujeres ejercen representa el 25 por ciento del PIB nacional.

A medida que más mujeres emprenden, las fuentes de ingreso y las oportunidades de empleo para toda una sociedad emproblemada se multiplican.

"Con la crisis, las mujeres deberían salvar la economía. Se debe incorporarlas como una estrategia en el sistema capitalista. Se necesitan los brazos de las mujeres".

De acuerdo con datos citados por Laura, las empresas dirigidas por mujeres tienen 55 por ciento más retorno de inversión que las dirigidas sólo por los hombres.

"Si vamos por puro negocio, nos conviene que esto sea equitativo, les conviene a los hombres compartir la responsabilidad".


El cambio es necesario

No obstante, empieza a presentarse un cambio generacional importante, según explica, Adriana Duarte, abogada, maestrante en administración y emprendimiento social, así como coordinadora de Extensión Universitaria de Universidad ORT México.

El emprendimiento femenino ha ido sofisticándose en la medida que ellas están mejor preparadas, incluso mucho más que sus contrapartes masculinas.

Asimismo las mujeres han probado ser un elemento indispensable para la recuperación económica al convertirse en algunos casos en la principal fuente de ingresos durante la pandemia. Esto, al mismo tiempo que se hicieron cargo del hogar.

"Con la pandemia los hombres se quedaron sin trabajo y las mujeres tomaron la decisión de emprender. Al mismo tiempo los hijos regresaron a las casas y no había guarderías".

Así, Adriana refiere que para continuar involucrando a la mujer en el mundo laboral se debe capacitar activamente a los hombres en estos temas.

Por ejemplo, en opinión de Juana, en ciertos casos los hombres aún replican actitudes que representan obstáculos para el emprendimiento femenino.

"No hay apertura masculina para hablar de negocios o replican costumbres que lo dificultan como hablar sobre ellos con una copa.

"Los hombres son obstáculos cuando no hablan de equidad. Se debe de tener conversaciones y debates para modificar esto. A los hombres que son líderes hay que preguntarles qué están haciendo en materia de equidad".

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Karen refiere que un paso hacia adelante es comenzar a tratar a las mujeres como personas emprendedoras y no como mujeres que emprenden.

Hablarles sin etiquetas, preguntarles cómo levantar capital, no cómo cuidan la casa.

"Veo que las nuevas generaciones son hombres que han visto a sus mamás trabajar, que ya tienen hijas, que tienen hermanas en carreras técnicas. Hay esperanza para que los hombres se sumen más a la ecuación", opina Laura.

En opinión de Karen, las oportunidades para las mujeres emprendedoras han ido creciendo con los años y están ahí para aquellas que quieran tomarlas. Sólo hace falta "creérsela"

"Ya existen más oportunidades, la pregunta es quién se pone los obstáculos. Sí es difícil para las mujeres, pero hay que tomarlas.

"Los fondos de inversión, que en su gran mayoría están dirigidos por hombres, están abriendo las puertas para empresas de mujeres".

Sin embargo, coinciden todas, hace falta un cambio de paradigma también en la mentalidad femenina.

Laura se detiene a hablar del Síndrome del Impostor y cómo afecta prioritariamente a las mujeres, aquel en el que las personas de éxito dudan de la validez de sus logros.

Se estima que el 75 por ciento de las mujeres han tenido este síndrome durante su vida profesional.

"Es esa voz interna que nos dice que no somos suficientes, que nos van a descubrir, se van a dar cuenta de que mi éxito se debe a la suerte".

Esto viene desde la formación de las niñas en la que se les restringe a los roles preconcebidos para ellas.

"A las niñas las juzgamos, ellas son mandonas y los niños son líderes. Lo que pasa en la casa marca el autoconcepto de las mujeres".

Según refiere Laura, es por ello que las mujeres en posiciones de liderazgo tienen la obligación de inspirar a otras mujeres para seguir sus pasos y así hacer visible que el éxito es posible.

"Cuando llegas a este nivel de visibilidad, ya no es si quieres, tienen las obligación de inspirar para genera un círculo virtuosos"

Por esto es importante contar las historias de mujeres emprendedoras desde un punto de vista neutral, sin sesgos entorno a su sexo y centrándose en sus éxitos; deuda en la que los medios de comunicación tienen una responsabilidad fundamental.

"Necesitamos contar sus historias sin tragicomedias. Hablar sobre su éxito y cómo se aportan a la sociedad, poner ejemplos de cómo sí se puede.

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