Como consecuencia de la pandemia de Covid-19, el número de migrantes detenidos por las autoridades estadounidenses en la frontera con México se redujo a menos de la mitad, aunque el peligro sigue siendo inminente para aquellos que intentan la arriesgada travesía, informó la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Según cifras oficiales, en el año fiscal 2020, que en Estados Unidos va del 1 de octubre de 2019 al 30 de septiembre 2020, la agencia detuvo a 458 mil 88 personas, un poco menos de la mitad de las aprehensiones ocurridas el año anterior, que fueron 977 mil 509.
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Sin embargo, los agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron al menos 306 restos humanos de migrantes durante el último año fiscal, cifra superior a los 300 hallados un año antes y la más alta desde el año fiscal de 2016.
Tan sólo la Oficina del Médico Forense del Condado Pima en Arizona ha recuperado tres mil 81 cadáveres desde el año 2000; para finales de 2019, mil 111 permanecían sin ser identificados.
La edad de la mayoría de los restos mortales de migrantes no identificados fluctúa entre los 50 y los 89 años, y mueren como resultado de la deshidratación por exposición al sol, o de hambre al ser abandonados por los traficantes de personas. Otros fallecen a consecuencia de accidentes trágicos o por homicidio durante el viaje.
De acuerdo con los datos de CBP, los migrantes en edades entre 20 y 29 años constituyen la mayoría de los suicidios registrados entre la comunidad de indocumentados.
El reporte indica además que, en 2019, 41 por ciento de los restos identificados correspondieron a guatemaltecos, 37 por ciento a mexicanos y 10 por ciento a salvadoreños. También hay hondureños, ecuatorianos, así como uno de nacionalidad india y un nicaragüense.
La tendencia histórica desde el año 2000 indica que más de 80 por ciento de los restos mortales de migrantes no identificados son de mexicanos.
Los migrantes, según CBP, son frecuentemente atestados en casas de seguridad y cajas de tráileres lo cual pone en riesgo su salud, y no sólo la de los indocumentados, sino también la del público en general que tiene contacto con ellos.
“Las redes de traficantes de humanos están explotando, abusando y aprovechándose económicamente de personas y familias mal informadas", agrega.
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