El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del estado de Morelos (CEDHMor), Israel Hernández Cruz, lamentó el asesinato de la buscadora de Ana Luisa Garduño, asesinada la noche de jueves en el municipio de Temixco; delito que calificó como un ataque grave a la defensa por la vida y la justicia en Morelos, sobre todo en un estado en donde se observa “un desprecio hacia las víctimas”.
“Pinta de cuerpo entero a un estado que desprecia a las víctimas y defensoras de derechos humanos. Por allá del año 2012, la hija de Ana Luisa, madre de Ana Karen quien fue víctima de feminicidio en manos de su ex pareja sentimental en su domicilio; en ese año se inició una queja por parte de la Comisión de Derechos Humanos y luego atraída por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, emitiéndose dos recomendaciones”.
Relató que Ana Luisa dedicó su vida al activismo, buscando una justicia que no llegó, de una indemnización que nunca llegó, pero sí su muerte en manos de criminales.
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“La Comisión de Víctimas le otorgó medidas de apoyo para ella y su hijo, apoyos para educación, salud de su marido porque tenía discapacidad, qué pasó, pues no obstante que el comité le reconoce estos derechos y le ordena al Fideicomiso, proceder al pago de estos apoyos, el comité, que por cierto lo preside el gobernador, pues no sesionada, incurría en dilación, ponía trabas a los expedientes”.
Lo cual afectó no solo a Ana Luisa, sino a un aproximado de 70 víctimas que no han recibido el apoyo, pese a cumplir con los requisitos.
Acusó que la entidad se está consolidando como un estado “no anfitrión del mundo, sino el anfiteatro del mundo”, en donde ser mujer, niña o niño, adolescente, periodista, activista, defensor de derechos humanos, podría costarle la vida.
El ombusperson negó que este tipo de declaraciones resulten una exageración ante cifras como el que más de tres mil homicidios dolosos se cometieron sin detenidos en flagrancia, dejando ver que existe impunidad por parte de las policías, mismas que incluso podrían estar trabajado en complicidad con los delincuentes, sumado a la falta de inversión pública en materia de seguridad como es en cámaras de videovigilancia, una policía de proximidad.
“Definitivamente Morelos vive una regresión, está lejos, lejos, de un estado moderno en donde la violencia únicamente puede ser utilizada de manera legítima por las autoridades encargadas de la seguridad, cosa que no sucede, tenemos un gobierno de papel en la realidad esto y nada es lo mismo”.
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