Valeria Díaz Beltrán tenía una semana de empezar a cumplir su sueño, ser periodista, cuando en la cobertura de la inauguración del Paseo Ribereño Alfonso Sandoval Camuñas cayó junto con el puente colgante, regidores y alcalde de Cuernavaca dos metros hasta la barranca. Susto tras susto, porque después del sorpresivo impacto que le hizo perder hasta su teléfono celular, la intervención de los paramédicos, la sospecha de fractura y hasta el paseo en ambulancia hicieron de su séptimo día en el oficio algo inolvidable.
Valeria había ido por la mañana a cubrir el evento conmemorativo por la Libertad de Expresión en el monumento de los periodistas, allá en la avenida Teopanzolco, luego fue a una rueda de prensa de un partido político y después tenía en agenda, el acto en que estrenaría sus dotes de cronista para El Sol de Cuernavaca, la inauguración del Paseo Ribereño.
Desde su cama en la sala de urgencias del hospital, Vale cuenta a su excompañera de universidad y ahora colega en nuestra redacción, Emireth Cossío, lo que vivió la mañana de este martes. “Yo estaba aproximadamente a medio metro del alcalde (José Luis Urióstegui Salgado) en el puente que está suspendido, el puente colgante, y justamente no se quién, no sé el nombre de la persona que dijo, cuando ya estábamos en medio del puente, 'hay que pasar uno por uno', y justo fue lo último que escuché, después de eso sólo recuerdo estar tirada en el piso. Me levanté de inmediato porque, del shock y de los nervios y del susto, pues había gente enfrente de mí que estaba muy lastimada”.
Con todo y sus golpes, Valeria se levantó “y traté de ver si podía ayudar en algo” pero entonces alguien más pidió a los reporteros que no estaban visiblemente lesionados que se retiraran del lugar para permitir la atención de quienes tuvieron lesiones más fuertes. Esas mismas personas le ayudaron a salir del fondo de la barranca “de ahí sinceramente estaba aturdida, no sé cómo llegué a unas sillas donde me pude sentar”, pero después “empecé con un dolor muy fuerte en la cadera y la pelvis del lado izquierdo, no podía subir, no podía mover la rodilla, me estaba prácticamente desmayando. Me empecé a sentir cada vez más mal y supongo que entré en una crisis nerviosa al sentir que no podía moverme”.
No había ningún señalamiento para restringir la cantidad de personas en el puente y cuando les empezaron a decir que pasaran uno por uno, “ya había compañeros de prensa que estaban del otro lado del puente para tomar la foto”.
Lo que tiene claro Valeria es que “hubo una persona que dijo, cuando pase el alcalde, brincamos”. Y también recuerda que alguien brincó, “yo no sé quién, yo estaba de espaldas” y fue cuando justo se desplomó el puente. “Lo dijo como en tono, como de alegría, tampoco creo que lo haya dicho con el afán de que esto pasara”.
El traslado fue otro problema, salir de la barranca es un triunfo aún en la camilla. Luego de esperar la ambulancia y en ella llegar a urgencias. Ahí se descartaron las fracturas, el diagnóstico: una fuerte contusión, para después de varias horas en observación darla de alta.
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