Nada ha vuelto a ser igual en Amilcingo desde el 20 de febrero de 2019, día en el que el activista Samir Flores Soberanes fue asesinado al salir de su casa. Un año después, las medidas de seguridad de este pueblo, regido por usos y costumbres, se ha visto reforzada con rondines y la colocación de cámaras de vigilancia que operan de manera interna.
Así lo expuso Jorge Velázquez Escalvazetta, integrante del grupo “Amilcingo en resistencia” y quien, desde la muerte de Flores Soberanes, ha fungido como vocero de una comunidad abiertamente opositora al Proyecto Integral Morelos (PIM) y su termoeléctrica en Huexca, localidad perteneciente al municipio de Yecapixtla.
Hay compañeros que se encuentran a los alrededores de la comunidad, resguardando, observando quién entra, quién sale; también tenemos las cámaras, son medidas de seguridad que son internas, nosotros las colocamos por nuestra cuenta, se manipulan por parte de la comunidad, es una forma de seguridad para nosotros, expuso el activista.
Velázquez Escalazeta aseguró que actualmente existe un clima de hostigamiento e intimidación hacia quienes forman parte de los colectivos que se han sumado a la oposición a megaproyectos como el PIM, el Tren Maya y el Tren Transísmico. De hecho, recordó que ha habido activistas desaparecidos o detenidos:
No solamente fue Samir, sino varios compañeros que empezaron a ser asesinados, desaparecidos y encarcelados, como el vaso de Miguel López Vega. Nos sentimos hostigados e intimidados por parte del estado, dijo.
El PIM: dos detenciones y un asesinato
Durante el movimiento de oposición al PIM se han registrado dos detenciones contra activistas así como un asesinato. Además de la muerte de Flores Soberanes, dos de los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTA-MPT) han sido detenidos en actividades relacionadas con el movimiento. Se trata de los voceros Juan Carlos Flores Solís y Jaime Domínguez Pérez, quienes, a la fecha, siguen formando parte del movimiento.