A Carlos Peredo Merlo le tocó trabajar en la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Morelos cuando México vivía una transición; el fin del priisimo que gobernó en el país por más de 70 años y el inicio del panismo, lo que pudo haber complicado su carrera.
Quien fuera su subprocurador metropolitano, Rafael Borrego Díaz, recordó que en esos años (1994-1998) se vivían situaciones de inseguridad “muy fuerte” que tuvieron que afrontarla.
“Todo eso inició antes de que llegara Carlos Peredo, no la delincuencia comenzó en su llegada. El problema del secuestro inició mucho antes y es un problema que sigue hasta ahorita; estamos hablando de casi 18 años y la cuestión es muy parecida de esa época”.
Aseguró que quienes conocieron de cerca al licenciado, que murió este martes en la Ciudad de la Eterna Primavera saben que el abogado fue un hombre muy competente y con mucha experiencia durante sus años en la función pública.
Y es que antes de llegar a Morelos, Peredo Merlo fue secretario del Consejo de Administración de la Conasupo, trabajó en la extinta Procuraduría General de la República (PGR) y fue colaborador de Sergio García Ramírez juez de la Corte interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.
“Era una buena persona, un buen hombre bien intencionado que tuvo rechazo social porque no era una persona avecindada en Morelos y como se sabe, la gente que normalmente no es de aquí, no es bien vista, pero era una gente con experiencia, una gente que conocía el medio”, dijo del licenciado Rafael Borrego Díaz, quien fue su subprocurador metropolitano.
Carlos pasó sus últimos años en Cuernavaca a lado de su segunda esposa, con quien viajaba frecuentemente a la Ciudad de México, la capital que lo vio nacer y formarse como profesionista.
“También era un gran conocedor de la música, era un buen hombre, era un aficionado a los habanos. Fue un hombre correcto y lamentablemente su esposa en esos años, después de salir de la PJG también murió. Después de ser Procurador se mantuvo en asesorías en el ámbito Federal y tuvo un cargo vitalicio en la Conasupo”.
La carrera de Peredo Merlo se vio empañada en el año de 1997 cuando el 24 de marzo un el presunto secuestrador Jorge “N” apodado “El Moles” murió en los separos de la PGJ luego de ser presuntamente torturado.
El cuerpo de este joven de 19 años de edad, fue sacado en un auto particular por agentes ministeriales que lo trasladaron hasta el municipio de Iguala, Guerrero, en donde fueron interceptados por policías federales que llevaban a un fotógrafo de prensa.
El caso derivó en un juicio contra Carlos y sus colaboradores, aunque algunos de ellos fueron exonerados.
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