En últimas fechas, iglesias católicas en el estado han sido víctimas de la delincuencia, lo que ha derivado en que el personal de las mismas extreme precauciones al respecto, principalmente resguardando el Santísimo y el Tabernáculo con rejas, informó el obispo Ramón Castro Castro.
El robo y profanación, a finales de julio y principios de agosto, de tres centros religiosos en diversos municipios de Morelos ha alertado a la Diócesis de Cuernavaca, que ante la falta de respuestas por parte de las autoridades encargadas de la seguridad, ha decidido emprender sus propias acciones de protección.
Al respecto, el jerarca religioso, Ramón Castro Castro, expresó que ha solicitado al clero mayor vigilancia, particularmente en las capillas que han sido las más perjudicadas, “aunque sea algo sencillo y económico pero que tengan, que refuercen la seguridad del Santísimo y el Tabernáculo, que lo tengan firme y hasta con rejas, sobre todo en las capillas que no tienen muchas vigilancia, que estén muy atentados a que esto no vuelva a suceder”.
En tan solo 10 días tres capillas pertenecientes a la Diócesis de Cuernavaca fueron saqueadas en Atlatlahucan, Jiutepec y Tlaltizapán, donde hurtaron objetos litúrgicos, profanaron la Eucaristía y destrozaron los mismos inmuebles, lo cual tachó monseñor como una evidencia de la gran vulnerabilidad que existe.
Precisó que han notificado ya a las autoridades correspondientes y si bien les han manifestado que están en la mejor disposición de ayudar, les han advertido que están limitados por la falta de equipo e instrumentos, al padecer de elementos policíacos y la inoperatividad de las cámaras de videovigilancia, “trato de entenderlos porque están limitados por la situación que vivimos, no tienen los instrumentos y herramientas necesarias para darle seguridad a todos”.
Por ello, y al no poder manifestarse como quisieran por la misma pandemia, pidió a la feligresía orar por aquellas personas que han profanado la casa de Dios, “que no saben lo que han hecho”; no descarta que este tipo de actos violentos sean una simple manifestación de inconformidad con la situación actual que se vive en el estado o por odio a la misma fe.
A unos días de registrarse los primeros robos, el vicario general de la iglesia diocesana, Tomás Toral Nájera, aseveró que en varias parroquias han tenido que instalar cámaras de seguridad con el propósito de estar más tranquilos y seguros, teniendo el control de quién entra y sale.
Guardias Comunitarias, acción viable en un momento de necesidad
Si bien la religión católica no esta a favor de la violencia ni de la autojusticia, el obispo Ramón Castro Castró consideró que la vigilancia comunitaria es viable, siendo un reflejo de la seguridad que tanto se necesita.
“Mientras que una colonia se organice esta bien, he ido a muchas colonias donde ponen carteles en contra de los ladrones, que tengan cuidado porque hay una vigilancia en la comunidad, y es algo bueno porque ayuda a que exista la seguridad que se necesita”.
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