El plan que protegía a los dreamers, promulgado por Barack Obama hace cinco años, fue cancelado por orden del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, acción que golpea a aquellos que veían con esperanza obtener la ciudadanía en Estados Unidos.
Con dicha decisión, cerca de 800 mil niños y jóvenes migrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos sin conocer otro país, ahora ven fragmentada la esperanza de poder contribuir con la sociedad que los ha visto crecer.
De 22 años de edad, Daniel Gerardo Castillo Villela, estudiante de la carrera de Psicología en Mesa Community College, que se desempeñaba a la vez como terapista y auxiliar de niños con desórdenes emocionales, narró cómo ahora tienen una nueva limitación de parte de la nueva administración.
“Llegué a los 9 años a los Estados Unidos, con mi familia, buscando nuevas oportunidades, nuevas metas, algo diferente y un mejor futuro. Comencé en cuarto grado de primaria y seguí la escuela. En 2012, el presidente Obama realizaba una orden ejecutiva diciendo que personas de 16 a 31 años sin antecedentes penales, acabando la escuela o ya graduados, podrían aplicar para un permiso de trabajo y tener una estancia, hacer una vida con ese permiso que antes no estaba contemplado”, recordó.
En entrevista a través de una videollamada, compartió que con este programa sus planes no han cambiado, pues buscará abogados y se preparará para nuevas o mejores oportunidades que se tendrán o que espera que se generen.
“Fue un día muy difícil, tuve mucho miedo, tenía mucha angustia de no saber si va a haber un futuro. Muchas universidades y muchos colegios están diciendo que aunque el programa sea cancelado van a seguir apoyando a los estudiantes. Por parte de trabajos, la verdad nadie ha dicho nada, pero si no se tiene un seguro no se podrá trabajar. Ya cancelado, esperamos que el Congreso haga una reforma o algo similar al programa para ayudar a los indocumentados”, señaló.
El Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA, por su sigla en inglés) amparaba temporalmente de la deportación a las personas que, como el nombre del programa lo dice, hayan entrado a territorio estadounidense siendo menores de edad.
Como joven preparado con sus estudios universitarios, consideró que es el momento en que se manden mensajes de apoyo de parte de la comunidad hacia los representantes y senadores en el Congreso, a quienes les refrenden la necesidad de obtener una reforma migratoria.
“Hay muchas muestras de apoyo, la verdad la vida de México y la vida de aquí son muy diferentes; fue el inicio de una vida muy rápida, llegamos y teníamos que aprender un nuevo idioma. Es una vida muy cerrada, con muchísimas oportunidades, pero siempre en una rutina diaria de levantarse muy temprano en la mañana, llegar temprano, ir a trabajar y hacer las tareas diarias, la vida es muy rápida aquí”, señaló.
La esperanza
Refirió que los indocumentados en el país norteamericano no tienen muchas oportunidades, por lo que la esperanza en el programa era bastante grande, aún más que la comunidad a la que cobijaba.
Estimó que con la cancelación del DACA, en el mes de octubre podrían recibir la última renovación de sus permisos, y quienes no tengan 16 años a la fecha, como el caso de su hermano menor, con apenas 13 años, tendrían problemas para estar legalmente en la Unión Americana.
“Era un programa de esperanza, para mí terminaba la mortificación de todos nosotros, la gente que tenía el deseo de seguir construyendo su vida. Daba una oportunidad de que los estudiantes y los trabajadores obtuvieron un número de identificación con el seguro social, para superarse. También daban licencias de conducir y eso daba mucha seguridad de no estar en la calle, de no estar sin identificación, una estancia legal en Estados Unidos; nos protegía de cualquier angustia”,concluyó.