/ miércoles 14 de octubre de 2020

[VIDEO] Se renueva Costerita Mía

La marisquería de Javier Domínguez se recupera de la crisis, el servicio a domicilio mantuvo a flote el negocio

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“Hay tiempos buenos y malos, pero si uno le echa ganas y tiene fe en lo que hace, todo va a estar bien”. Tal es la afirmación de Javier Domínguez a tres meses de poder reabrir “Costerita Mía”, un restaurante de mariscos que se ha ganado su lugar en el gusto de los cuautlenses y que hoy sigue esforzándose por superar una de las etapas más difíciles no sólo para este, sino para muchos otros restaurantes alrededor del planeta: la pandemia del Covid-19.

Javier, de 32 años de edad, es optimista. Lo fue desde un principio, cuando, siete años atrás, decidió emprender este proyecto a pesar de lo que le decían los demás. Cuautla, lugar capaz de reunir lo mejor del clima tropical, es abundante en marisquerías, algunas de las cuales llevan décadas en el negocio. Si de pronto un joven recién egresado de la universidad decide intentar algo nuevo, lo normal es pensar que el éxito no será duradero.

“Lo que me decían al principio era que Cuautla estaba llena de marisquerías, pero teníamos la idea de poner mariscos con un concepto diferencial, que eran nuestros platillos, nuestra manera de prepararlos, nuestras promociones. En ese entonces nos ayudó bastante porque no encontrabas nada de esto por aquí, como los aguachiles, que fuimos de los primeros en introducirlos”, recuerda Javier, egresado de la carrera de Gastronomía.

Fue así como, el ocho de febrero de 2014, “Costerita Mía” abrió las puertas al público ofreciendo platillos estilo Sinaloa, pero con un toque personal que logró satisfacer a sus primeros clientes logrando que volvieran por segunda ocasión, tercera y cuarta, que recomendaran el lugar a amigos y familiares y que, incluso en los tiempos difíciles, siguieran consumiendo desde sus casas.

La pandemia

La pandemia del Covid-19 sorprendió a Javier como una tormenta inesperada puede sorprender a un navegante. La costa, en aquel momento, se ocultaba en una neblina de incertidumbres y una carrera contra el tiempo: viendo cómo en otras partes del mundo la contingencia sanitaria había recluido a la gente en sus hogares, Javier sabía que en cualquier momento eso también pasaría en Cuautla.

“Tratamos de mantenernos lo más que pudimos abiertos, hasta que nos llegó la orden de que teníamos que cerrar y tuvimos que hacerlo, que fue aproximadamente por tres meses. Pero afortunadamente nos mantuvimos, salimos a flote y hemos estado sobreviviendo”, relata el joven.

Durante aquellos meses, las cortinas del establecimiento, siempre abiertas en horario de servicio, acostumbraban quedarse entreabiertas, únicamente para permitir la llegada de pedidos y la salida de paquetes que eran enviados a domicilio. Como muchos de los negocios dedicados a la venta de alimentos, “Costerita Mía” recurrió al servicio a domicilio como una opción para no perder a sus clientes y conservar los empleos de las personas que trabajaban en el lugar. Las bajas ventas, sin embargo, provocaron que tres de ellas buscaran otras opciones.

“Al ver que no había tanta gente y que no les convenía, decidieron buscar en otro lado”, recuerda Domínguez.

El servicio a domicilio, una respuesta efectiva

En las últimas semanas, incluso cuando se ha permitido que la gente regrese a los restaurantes, el servicio a domicilio implementado en la pandemia ha demostrado ser una solución efectiva. En el caso de “Costerita Mía”, se trata de una estrategia que no sólo beneficia al establecimiento, al mantener sus ingresos; o a los clientes, que pueden degustar los platillos desde la seguridad de su hogar; pero también ha permitido la incursión de empresas y personas dedicadas al ramo.

“Descubrimos que era una buena fuente de ingresos y lo tratamos de aprovechar al máximo. Estuvimos trabajando con una persona que tiene un negocio de reparto, nos apoyamos entre nosotros y él nos ayudó con la repartición; nos ayudó bastante, y ahorita tratamos de mantenerlo”, explica Javier.

Una oportunidad para renovar

Aunque el panorama aún está lejos de ser el óptimo para “Costerita Mía”, Javier es de las personas que ven en la crisis una oportunidad para los cambios positivos. Si bien la clientela ha disminuido, o acaso precisamente por eso, el joven comanda ahora una etapa de cambios en la que se contempla renovar el menú y llevar a cabo otras adecuaciones.

“Estamos haciendo un esfuerzo para renovar: estamos por renovar el menú, porque es nuestro menú lo que nos ha ayudado a mantenernos vigentes y sobresalir, y cada determinado tiempo lo innovamos metiendo platillos nuevos, retirando otros. Ahorita, aprovechando esto, vamos a hacerlo y vamos a renovar también unas cosillas que tenemos pendientes, para ofrecerle a la gente un mejor servicio”.

Y es eso, el espíritu y la pasión, lo que ha hecho que “Costerita Mía” tenga hoy una historia de siete años por contar a la gente. Javier, desde luego, confía en que la historia continúe por mucho más tiempo.

“No por una piedrita nos vamos a dejar caer. La situación está difícil pero si nos apoyamos entre todos podemos salir adelante. Yo creo que el chiste es ayudarnos, y más aquí en Cuautla, que es un lugar donde todos nos conocemos, y el apoyo, entre todos, nos va a ayudar a salir adelante”, confía.

El menú

Dicen que los mejores mariscos son los de Sinaloa. Ese sabor, justamente, es el que “Costerita Mía” buscó traer a Cuautla hace siete años, con platillos clásicos como el aguachil y las torres de mariscos, pero también con algunas combinaciones que reúnen el sabor del mar con un estilo personal, como los tacos y los burritos de mariscos que también se pueden degustar en el sitio. Obviamente, los cócteles, caldos y filetes son también aquí elementos obligados del menú.

Ubicado en el número 107A de la calle Batalla del 19 de Febrero de 1812, en el Centro Histórico de Cuautla, este restaurante ofrece también el sabor de la costra de mariscos (platillo que sólo se puede encontrar aquí), un vuelve a la vida estilo Sinaloa, filetes rellenos, pasta de queso con camarones y piña rellena, entre otros platillos. Y hay bebidas.

“Los clamatos también han sido nuestro estandarte, porque llevan camarones, ostiones, que llevan platos botaneros y dos cervezas, y eso es lo que hemos estado y estamos ofreciendo ahorita”, describe Javier.

Abierto de martes a domingo, el horario de atención de “Costerita Mía” es de las 12:00 a las 19:00 horas.

El marisco en la gastronomía mexicana

Rodeado de agua, México es uno de los países donde los mariscos han llegado a convertirse en parte esencial de la gastronomía, especialmente en aquellas regiones que tienen contacto directo con el mar. Entre los mariscos que forman parte de la gastronomía mexicana se encuentran el camarón y el pulpo, ideales para la preparación de los cócteles. Además de los clásicos filetes y las mojarras empanizadas, otro de los favoritos de quienes prefieren el estilo Sinaloa es el aguachile, que consiste en camarones bañados en jugo de limón, cebolla, salsa de chiles, pepino y aguacate.

En 2017, la producción acuícola en México generó más de 400 mil toneladas de pescados y mariscos en las zonas marítimas ribereñas, aguas interiores y estanques en territorio nacional, con un valor de 17 mil 813 millones de pesos. En las zonas acuícolas, la producción de pescados y mariscos contribuye a dinamizar la economía de las comunidades rurales. Tres años después, la producción nacional se encuentra en un proceso de reactivación, luego del impacto que tuvo la pandemia del Covid-19 en las ventas y la exportación.


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“Hay tiempos buenos y malos, pero si uno le echa ganas y tiene fe en lo que hace, todo va a estar bien”. Tal es la afirmación de Javier Domínguez a tres meses de poder reabrir “Costerita Mía”, un restaurante de mariscos que se ha ganado su lugar en el gusto de los cuautlenses y que hoy sigue esforzándose por superar una de las etapas más difíciles no sólo para este, sino para muchos otros restaurantes alrededor del planeta: la pandemia del Covid-19.

Javier, de 32 años de edad, es optimista. Lo fue desde un principio, cuando, siete años atrás, decidió emprender este proyecto a pesar de lo que le decían los demás. Cuautla, lugar capaz de reunir lo mejor del clima tropical, es abundante en marisquerías, algunas de las cuales llevan décadas en el negocio. Si de pronto un joven recién egresado de la universidad decide intentar algo nuevo, lo normal es pensar que el éxito no será duradero.

“Lo que me decían al principio era que Cuautla estaba llena de marisquerías, pero teníamos la idea de poner mariscos con un concepto diferencial, que eran nuestros platillos, nuestra manera de prepararlos, nuestras promociones. En ese entonces nos ayudó bastante porque no encontrabas nada de esto por aquí, como los aguachiles, que fuimos de los primeros en introducirlos”, recuerda Javier, egresado de la carrera de Gastronomía.

Fue así como, el ocho de febrero de 2014, “Costerita Mía” abrió las puertas al público ofreciendo platillos estilo Sinaloa, pero con un toque personal que logró satisfacer a sus primeros clientes logrando que volvieran por segunda ocasión, tercera y cuarta, que recomendaran el lugar a amigos y familiares y que, incluso en los tiempos difíciles, siguieran consumiendo desde sus casas.

La pandemia

La pandemia del Covid-19 sorprendió a Javier como una tormenta inesperada puede sorprender a un navegante. La costa, en aquel momento, se ocultaba en una neblina de incertidumbres y una carrera contra el tiempo: viendo cómo en otras partes del mundo la contingencia sanitaria había recluido a la gente en sus hogares, Javier sabía que en cualquier momento eso también pasaría en Cuautla.

“Tratamos de mantenernos lo más que pudimos abiertos, hasta que nos llegó la orden de que teníamos que cerrar y tuvimos que hacerlo, que fue aproximadamente por tres meses. Pero afortunadamente nos mantuvimos, salimos a flote y hemos estado sobreviviendo”, relata el joven.

Durante aquellos meses, las cortinas del establecimiento, siempre abiertas en horario de servicio, acostumbraban quedarse entreabiertas, únicamente para permitir la llegada de pedidos y la salida de paquetes que eran enviados a domicilio. Como muchos de los negocios dedicados a la venta de alimentos, “Costerita Mía” recurrió al servicio a domicilio como una opción para no perder a sus clientes y conservar los empleos de las personas que trabajaban en el lugar. Las bajas ventas, sin embargo, provocaron que tres de ellas buscaran otras opciones.

“Al ver que no había tanta gente y que no les convenía, decidieron buscar en otro lado”, recuerda Domínguez.

El servicio a domicilio, una respuesta efectiva

En las últimas semanas, incluso cuando se ha permitido que la gente regrese a los restaurantes, el servicio a domicilio implementado en la pandemia ha demostrado ser una solución efectiva. En el caso de “Costerita Mía”, se trata de una estrategia que no sólo beneficia al establecimiento, al mantener sus ingresos; o a los clientes, que pueden degustar los platillos desde la seguridad de su hogar; pero también ha permitido la incursión de empresas y personas dedicadas al ramo.

“Descubrimos que era una buena fuente de ingresos y lo tratamos de aprovechar al máximo. Estuvimos trabajando con una persona que tiene un negocio de reparto, nos apoyamos entre nosotros y él nos ayudó con la repartición; nos ayudó bastante, y ahorita tratamos de mantenerlo”, explica Javier.

Una oportunidad para renovar

Aunque el panorama aún está lejos de ser el óptimo para “Costerita Mía”, Javier es de las personas que ven en la crisis una oportunidad para los cambios positivos. Si bien la clientela ha disminuido, o acaso precisamente por eso, el joven comanda ahora una etapa de cambios en la que se contempla renovar el menú y llevar a cabo otras adecuaciones.

“Estamos haciendo un esfuerzo para renovar: estamos por renovar el menú, porque es nuestro menú lo que nos ha ayudado a mantenernos vigentes y sobresalir, y cada determinado tiempo lo innovamos metiendo platillos nuevos, retirando otros. Ahorita, aprovechando esto, vamos a hacerlo y vamos a renovar también unas cosillas que tenemos pendientes, para ofrecerle a la gente un mejor servicio”.

Y es eso, el espíritu y la pasión, lo que ha hecho que “Costerita Mía” tenga hoy una historia de siete años por contar a la gente. Javier, desde luego, confía en que la historia continúe por mucho más tiempo.

“No por una piedrita nos vamos a dejar caer. La situación está difícil pero si nos apoyamos entre todos podemos salir adelante. Yo creo que el chiste es ayudarnos, y más aquí en Cuautla, que es un lugar donde todos nos conocemos, y el apoyo, entre todos, nos va a ayudar a salir adelante”, confía.

El menú

Dicen que los mejores mariscos son los de Sinaloa. Ese sabor, justamente, es el que “Costerita Mía” buscó traer a Cuautla hace siete años, con platillos clásicos como el aguachil y las torres de mariscos, pero también con algunas combinaciones que reúnen el sabor del mar con un estilo personal, como los tacos y los burritos de mariscos que también se pueden degustar en el sitio. Obviamente, los cócteles, caldos y filetes son también aquí elementos obligados del menú.

Ubicado en el número 107A de la calle Batalla del 19 de Febrero de 1812, en el Centro Histórico de Cuautla, este restaurante ofrece también el sabor de la costra de mariscos (platillo que sólo se puede encontrar aquí), un vuelve a la vida estilo Sinaloa, filetes rellenos, pasta de queso con camarones y piña rellena, entre otros platillos. Y hay bebidas.

“Los clamatos también han sido nuestro estandarte, porque llevan camarones, ostiones, que llevan platos botaneros y dos cervezas, y eso es lo que hemos estado y estamos ofreciendo ahorita”, describe Javier.

Abierto de martes a domingo, el horario de atención de “Costerita Mía” es de las 12:00 a las 19:00 horas.

El marisco en la gastronomía mexicana

Rodeado de agua, México es uno de los países donde los mariscos han llegado a convertirse en parte esencial de la gastronomía, especialmente en aquellas regiones que tienen contacto directo con el mar. Entre los mariscos que forman parte de la gastronomía mexicana se encuentran el camarón y el pulpo, ideales para la preparación de los cócteles. Además de los clásicos filetes y las mojarras empanizadas, otro de los favoritos de quienes prefieren el estilo Sinaloa es el aguachile, que consiste en camarones bañados en jugo de limón, cebolla, salsa de chiles, pepino y aguacate.

En 2017, la producción acuícola en México generó más de 400 mil toneladas de pescados y mariscos en las zonas marítimas ribereñas, aguas interiores y estanques en territorio nacional, con un valor de 17 mil 813 millones de pesos. En las zonas acuícolas, la producción de pescados y mariscos contribuye a dinamizar la economía de las comunidades rurales. Tres años después, la producción nacional se encuentra en un proceso de reactivación, luego del impacto que tuvo la pandemia del Covid-19 en las ventas y la exportación.


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